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El enigma de los restos de Quevedo

Los huesos están en la actualidad en la Iglesia de San Andrés de Infantes, donde el escritor fue a morir

CURIOSEANDO: El enigma de los restos de Quevedo

CURIOSEANDO: El enigma de los restos de Quevedo

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¿Cuál es el verdadero paradero de los restos de Quevedo?. Es la pregunta que nos hemos hecho esta semana en el espacio 'Curioseando'. "Un tema complicado y lleno de interrogantes", pero antes de abordar ese debate por los huesos de Quevedo, una pequeña introducción sobre este importante personaje.

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos, nació en Madrid en 1580, pero vio sus últimos días en nuestra provincia, murió en Villanueva de los Infantes, que ese pueblo, por si fuera poco, con ese estudio que tienen que afirman ser “el lugar de la Mancha” parece que también son el lugar de la muerte de Quevedo. En Infantes se encuentra la famosa celda en la que vino a morir Quevedo, cuidado con lo de celda porque no hablamos de la de una cárcel si no de la de un convento, el Convento de Santo Domingo, que se puede, de hecho, visitar esa habitación en la que murió Quevedo que es toda una experiencia ya que ves la cama, ese lugar, no hace uno más que estar allí, los enseres son austeros, no hay mucho donde mirar, salvo una placa y dos poemas enmarcados, pero por lo demás da bastante escalofrío.

Celda de Quevedo en Villanueva de los Infantes ( Ciudad Real ) / Raquel Méndez

Quevedo se fue a morir a Villanueva de los Infantes

Un dato curioso es que Quevedo se fue a morir a Villanueva de los Infantes porque en Torre de Juan Abad no había médico ni botica. Porque donde él tenía su casa y de donde era Señor, Señor de título nobiliario. Era Señor de Torre de Juan Abad. Si lo hubiera habido probablemente no habría muerto en Infantes. Fue caballero de la Orden de Santiago también, a parte de noble, político y escritor del siglo de oro.

Cuando era niño se burlaban de él, le hacían 'bullying' porque no caminaba bien, tenía una malformación, estaba cojo y tenía miopía, de ahí que usase lentes, hecho muy importante en nuestra lengua este, ya que, a ese tipo de gafas, aceptado ya por la RAE acuñó la palabra “Quevedos” para definir los anteojos circulares que se sujetan con la nariz, a las gafitas estas redondas pequeñas, que eran las que él llevaba. Curioso también, bueno se burlaban de él cuando era niño y él se refugió siempre en las letras, en los libros, gran escritor y ávido lector, se sabe que viajaba habitualmente de un lado para otro con 100 libros, acarreando 100 libros para allá y para acá. Cuando murió Quevedo, dejó una biblioteca de más de 5000 libros, eso en el siglo XVI era mucho dinero.

También hay constancia de que se metía en líos por su carácter, porque Quevedo tenía un humor cargado de sátira, pero tenía fama de sincero y luego hay que decir que era un espadachín de riña fácil, tenía una conocida enemistad con Luis de Góngora y no está envuelto en pocos pleitos, algunos documentos de sus pleitos se conservan. Nunca se casó, de hecho, él mismo reconocía su misoginia, “mujer que dura un mes se vuelve plaga” decía. Se sabe que entre otros vicios tenía el tabaco, la caza, beber y frecuentar burdeles, le pillaba de todo a Quevedo.

Entre otras interesantes historias que nos puede ofrecer Quevedo, es que con el rey Felipe IV de Portugal no se llevaba muy bien, el rey empezó a tomarle manía por lo atrevido que era. Es verdad que en un principio el rey lo admiraba por su capacidad para improvisar rimas y en una ocasión estando sentado Felipe IV le pidió que improvisara una rima para él, a lo que Quevedo le pidió, le solicitó un pie al rey, que le ofreciera su pie, el rey estando sentado se lo dio, no midiendo bien la perspicacia y sátira de Quevedo y Quevedo dijo:

“En semejante postura dais a comprender, Señor, que yo soy el herrador y Vos… la cabalgadura”.

—  Francisco de Quevedo

Pero mejor es la anécdota de cuando el rey Felipe IV ya lo destierra diciéndole que no volviera a pisar tierra española hasta que no se le levantase la pena, a lo que Quevedo marchó a Portugal, mando cargar dos carros de tierra Portuguesa y se atrevió a regresar por tierra española, a ir a Palacio y a llamar al rey a lo que el rey contestó que como osaba a pisar tierra española aunque fuera para pedir perdón, pero Quevedo, le dijo que no era correcto que él venía en el carro pisando tierra Portuguesa.

El periplo de los restos

Por último, la historia de sus restos, en estos momentos se pueden observar sus restos en la Iglesia de San Andrés que se encuentra en esa bellísima plaza mayor que tiene Villanueva de los Infantes, allí hay una cripta a la que no se puede bajar, pero que desde arriba a través de un cristal puede verse un cofre en el que pone “Restos de Francisco de Quevedo”.

Pero empezamos el interesante periplo de los huesos. Quevedo murió en 1645 en aquella celda del convento, pero sus restos se llevan a la capilla de los bustos de la iglesia de San Andrés, el capellán mandó ordenarlo con los demás huesos, pero por lo visto al no haber allí nadie al mando, ningún interventor, el sepulturero hizo lo que quiso, sacó todos los huesos allí colocados y los reunió todos juntos con los de Quevedo, los mezcló con los de otros difuntos. La siguiente fase es que hay un acta de que fueron exhumados de allí en 1869 porque en Madrid se estaba iniciando un interesante proyecto que se quedó a medias, que era un proyecto de Panteón de Ilustres, que era un panteón en el que se proyectó que iban a estar personalidades muy importantes de nuestra historia y es por eso que desde Madrid se solicitaron y se cogieron los que creyeron que podían ser los restos de Quevedo entre otros 9, porque había 9 nichos, escogieron los que no tenían vestiduras eclesiásticas y los mandaron a Madrid en un féretro que incluso ciertos féretros con restos de esas personalidades ilustres llegaron a procesionar por las calles de Madrid, pero que lo de ese Panteón de Ilustres se quedó solo en proyecto y se devolvieron los restos o supuestos restos de Quevedo a Infantes.

Lo siguiente es que estuvieron abandonados medio siglo en el Archivo Municipal y se los encuentra Don Santiago Navarro que era el alcalde de Infantes en 1917 los restos de Quevedo estaban en una caja negra con escrituras y papeles, en 1920 fueron trasladados está escrito a la ermita del Calvario de Infantes, hay una foto de periódico en la que aparece la multitud de la comitiva de aquel año de cómo se llevaron a la ermita del Calvario esos restos. Se estuvieron analizando a principios del siglo XX esos restos porque se decía que por las vestimentas ese cuerpo era de otra época diferente a la de la muerte de Quevedo, varios periodistas decían que esos no eran. Pasó el tiempo y en 1995 en unas obras de restauración de la Sala Capitular de la Iglesia de San Andrés se hayan otros restos que afirman son de Quevedo.

El último capítulo de esta interesante historia, te lo resumo es que, en 2007, un equipo de investigadores de la Escuela de Medicina Legal de la Complutense recupera de entre otros muchos huesos de otras 167 personas, 11 huesos en concreto afirman que son de Quevedo (2 fémures, 1 húmero, 1 clavícula y 6 vértebras), la clave para reconocerlos ¿cuál fue? La desviación de columna y la cojera, la deformación en los huesos.

 
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