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El empeño de la gente de Cuenca para mantener los oficios tradicionales

Un recorrido por las labores domésticas y del campo en ferias de recreación como la que se celebró en Villanueva de Guadamejud el pasado mes de julio

El empeño de la gente de Cuenca para que no desaparezcan los oficios tradicionales

El empeño de la gente de Cuenca para que no desaparezcan los oficios tradicionales

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Cuenca

La localidad de Villanueva de Guadamejud (Cuenca) acogió el pasado 29 de julio la tercera edición de la Feria de Oficios y Tradiciones que organiza el grupo de acción local CEDER Alcarria Conquense. En las calles del pueblo se dieron cita particulares, asociaciones, artesanos, y recreacionistas de todo tipo de labores tradicionales tanto domésticas como agrarias e industriales. Elaboración del jabón, colchones de lana de oveja, alfarería, una fragua, ebanisterías, el afilador, un cantero, lavanderas, tejedores de esparto, zurcidoras, costureras, estañadores y dulzaineros son solo algunos ejemplos de los oficios tradicionales representados. Con algunos de ellos hablamos en este reportaje emitido en Hoy por Hoy Cuenca.

Jabón casero

Eduvigis Cañizares hace jabón casero en un caldero. Parece que está cocinando, guisando para un regimiento. O preparando alguna pócima mágica. Pero no. Hace jabón. “Le pongo diez litros de aceite de oliva, cuatro cubos de agua (que serán unos cuarenta litros) y tres kilos de barrilla que es la sosa cáustica. Cuando está todo bien cocido, que será después de dos horas y media, le echo dos puñados o tres de sal”, dice, que a saber cuánto será eso. Pero sus manos experimentadas sí saben. Y sus brazos también, que no paran de darle vueltas al caldero con un cucharón de madera de gran tamaño.

Eduvigis Cañizares hace jabón casero en un caldero. / Cadena SER

Eduvigis, que lleva el nombre de la patrona de los huérfanos, aprendió a hacer jabón en casa. “Mi abuela se lo enseñó a mi madre y ella a mí”, dice sin dejar de dar vueltas al caldero. “Ahora ha aprendido mi hijo y unas primas que tengo también quieren aprender, pero como les doy el jabón que hago yo, pues ya no aprenden”.

Elías es cantero y trabaja la piedra. / Cadena SER

El jabón casero es ese al que recurrimos cuando una mancha no acaba de salir. Frotar y frotar. Entonces cocemos un trocito de jabón casero en un poco de agua y así lavamos. Siempre funciona. “Si quieres que el jabón esté aromatizado, te recomiendo que en vez de agua sola, lo hagas con agua de lavanda”, dice. “Yo antes compraba una esencia en una droguería muy antigua de la calle Postas de Madrid, pero ahora los chinos han acabado con todo”.

Andrés, el afilador. / Cadena SER

La lavandera

Lourdes lava con jabón casero en una artesa de madera. Del mismo material es la losa sobre la que restriega la prenda. Arriba y abajo. Como si tocara un instrumento musical. Como el que rasca una botella de anís del Mono. Suena hueco y húmedo. “Con la artesa y la losa se lavaba en las casas y se podía usar agua caliente”, dice. “Porque antes se lavaba en las orillas de los ríos. En los días más fríos del invierno tenías incluso que romper el hielo para poder lavar”. Salían sabañones. También se lavaba en los lavaderos.

Lourdes lava con jabón casero en una artesa de madera. / Cadena SER

Lourdes sigue lavando sobre su losa de madera en su artesa de madera. Al lado tiene un barreño de zinc. “Lavar se lavaba en casa, pero para aclarar se iba al río”. Casas en las que no había agua corriente y todo era acarrear cántaros y botijos.

Ángel trabaja el esparto. / Cadena SER

El colchón de lana

Nuria explica el proceso de elaboración y mantenimiento de los colchones de lana: “Se esquilaban las ovejas y se separaba la lana. Se limpiaba, se lavaba y se secaba. Se hacía el colchón con tela con las dimensiones adecuadas a la cama a la que iría destinado. Se les cosían unos cordones longitudinales y trasversales para sujetar la forma y que no se moviera mucho la lana”.

Los colchones se hacían con lana de ovejas. / Cadena SER

Nuria lo explica muy bien, pero ella nunca ha dormido en colchones de lana. Ella es de la generación de los colchones de muelles, del látex o la viscoelástica. Por si no lo sabe, tras una noche de sueño, estos colchones amanecían con la forma del cuerpo y, a la mañana había que sacudirlos y ahuecarlos y dejarlos listos para la noche siguiente.

Antonio de la Cruz junto a su fragua. / Cadena SER

“Cada año, normalmente ya en los primeros días de calor tras el invierno, se descosían los colchones, se vaciaban, se lavaba la lana y se volvía a formar el colchón”, cuenta Nuria.

Jesús elabora tejas y ladrillos de adobe. / Cadena SER

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 
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