Opinión

Propiedades emergentes que pueden sumergirnos

La firma de opinión del catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Castilla-La Mancha Jorge Laborda

Jorge Laborda

Propiedades que pueden sumergirnos

03:22

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Albacete

Sé que puedo resultar reiterativo, por no decir pesado, volviendo a hablar del asunto de la inteligencia artificial, pero los avances que se van produciendo casi cada día aconsejan estar atento a ellos, para intentar comprender lo mejor posible lo que se nos avecina y está ya sucediendo. La cosa debe ser seria cuando esta semana me entero de que “el padrino” de la Inteligencia Artificial, el Dr. Geofrey Hint, que lleva toda su vida trabajando en su desarrollo, decide dejar la compañía Google y avisarnos a todos de los peligros de esta tecnología.

Esta semana me entero también de que uno de los peligros de ella pueden constituirlo las llamadas propiedades emergentes de la inteligencia artificial. ¿Qué es esto? Y bien, son propiedades y capacidades que emergen en un momento dado durante el entrenamiento o el aprendizaje de estos sistemas de inteligencia. Un ejemplo es el ofrecido por uno de estos sistemas que, siendo entrenado con diversos datos para interaccionar con los humanos en inglés, de buenas a primeras aprendió también a hacerlo… ¡en persa!, vaya usted a saber cómo y por qué. Los expertos no pudieron predecir que nada similar iba a ocurrir, como tampoco pueden predecir qué otras propiedades emergentes emergerán de estos sistemas inteligentes, y si serán buenas o malas para la Humanidad.

También esta misma semana nos enteramos de que un sistema de inteligencia artificial ha podido ser entrenado para aprender a interpretar las señales que las neuronas emiten, por ejemplo, cuando estamos viendo una película, una fotografía, un paisaje, etc. El resultado de este entrenamiento es que el sistema puede, solo analizando las señales cerebrales, adivinar qué estás viendo. Esto se ha hecho solo en ratones de laboratorio, menos mal. Aunque el inconveniente es que muchos seres humanos no tenemos un cerebro mucho mayor que el de ese simpático roedor. Por ello, de ahí a adivinar qué estás pensando, o soñando, quizá no cueste demasiado. Adivinar qué estas sintiendo, tampoco. Y averiguar cómo se pueden manipular tus sentimientos de forma precisa, medida y predecible, para hacerte comportar como Dios manda, bueno, como la inteligencia artificial mande, también parece ya dentro de lo posible en un futuro no demasiado lejano. Sí, ya sé, el objetivo de estas tecnologías es ayudar a personas tetrapléjicas, a quienes no pueden hablar por el problema que sea, pero sí pensar, a moverse y a comunicarse, pero un mal empleo de estas nuevas tecnologías es no solo posible sino, me temo, también altamente probable.

Algunos especialistas, además del Dr. Geofrey Hint mencionado antes, han levantado la voz para alertarnos de los peligros que la tecnología de la inteligencia artificial conlleva. Permítanme que les diga que será muy difícil que alguien los escuche. Los científicos llevan décadas advirtiendo del calentamiento global o de los riesgos de pandemias, de asuntos que, por ser verdades muy incómodas, resulta, obviamente, más cómodo desoír. Como se suele decir: los que vengan detrás que arreen, pero es que una pandemia ya nos ha arreado bien duro, y la inteligencia artificial va tan deprisa, tan endemoniadamente rápido, que también va a arrear con ganas hasta a los que van delante.

Referencia: https://www.youtube.com/watch?v=xoVJKj8lcNQ&t=3458s

 
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