El amor más puro
Puedes dejar de ver a un amigo años, por circunstancias diversas, y esos años se convierten en la nada cuando pasas media hora a su lado
Toledo
Dejad que me ponga ñoña, o moñas como diría mi amiga Arantxa. Este puente -no puente de la Inmaculada, inundada ya del espíritu navideño y embriaga por las cenas y comidas de amigos, me saca el lado más tierno, soy humana sí.
Si dejamos al margen los empujones de las aglomeraciones, los pisotones en los pocos locales nocturnos que tenemos en Toledo y la acidez típica del exceso de vino, a mí me encantan las cenas de amigas, amigos o amigues.
Ese amor, sí digo amor, que tenemos por nuestros amigos es quizá el más puro porque solo está basado en lo reconfortante que es reírte, conversar, compartir tiempo, preocupaciones y alegrías con ellos.
Es un amor libre y elegido, que no se rige por ningún condicionante más que el deseo real de compartir tu vida con ellos.
Me explico: el amor por tu familia, por tus padres, por tus hijos es un amor instintivo, te sale de las tripas, no puedes evitar querer a lo que consideras, seguramente de forma equivocada, tuyo. Es un amor no elegido, el de tus antecesores te viene impuesto, son tu familia, el de tus sucesores, tus hijos es un amor animal, como diría aquella mal llamada princesa del pueblo “yo por mi hijo mato”
El amor por tu pareja, marido, novio, amante es un amor, perdónenme que sea tan cruda, interesado. Carnal, pasional o convivencial siempre en la ecuación hay un beneficio, que suele ser mutuo, porque si no la pareja se rompe. Hay un interés- no hablo de economía sino de emociones- que te mantiene al lado de tu pareja porque en esa relación cada uno, encuentre en lo que encuentre, tiene algo que le ata, en cierta forma.
Pero el amor hacia los amigos es un amor desinteresado y por tanto para mí más puro. Tú puedes estar sin tus amigos pero deseas estar con ellos, tú puedes reírte sin tus amigos pero quieres reírte con ellos, tú puedes no preocuparte por tus amigos pero te preocupas por ellos porque son parte de tu mundo y ese mundo no sería , ni de lejos, el mismo sin ellos.
Puedes dejar de ver a un amigo años, por circunstancias diversas, y esos años se convierten en la nada cuando pasas media hora a su lado. Puedes ver a tus amigos todos los días y esos días se convierten en nada porque podrías estar con ellos de forma infinita.
Son esos a los que les dices lo que piensas, lo que sientes, lo que deseas, sin pensar que te van a juzgar por ello, sin pensar que por ello puedes perderlos. Por eso si estos días tenéis cenas, comidas, cafés, charlas de amigos- digo de amigos no de compañeros, ni de familiares, ni de conocidos- si tenéis esos encuentros con amigos usad ese tiempo para decirles, en vuestro lenguaje particular, en vuestros códigos, cuanto los queréis. Yo aprovecho para decirlo desde aquí: os quiero. Es una declaración de amor de una Toledana de Toda la Vida
