Futboleros
La firma de opinión del crítico cultural Juan Ángel Fernández
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Juan Angel Fernandez
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Albacete
El Mundial de Qatar, el más antipático de la historia, ha llegado marcando la fecha de su celebración en otra pirueta caprichosa y fuera de toda costumbre histórica: en invierno, sin pedirlo nadie que no estuviera interesado de alguna manera en embolsarse alguna cantidad de dinero, obligando a todo aficionado al fútbol y a los propios protagonistas del evento a jugarse la honra en un mes tan característico de los Mundiales como es el mes de diciembre. Que yo sepa, nadie se ha hecho aficionado al fútbol a causa del prestigio de un entrenador o de un presidente de club o de un presidente de Federación, ni de la UEFA, o de la FIFA...
Pero el fútbol, siempre guarda en un baúl un tesoro insobornable que es el futbolista, perfeccionando el tesoro con el aficionado, éste... en Albacete, resguardado en el mismo baúl con un bandero blanco y un vinilo de Casimiro Ortega. El aficionado, digo: razón de ser del deporte fútbol.
Dejemos el mundial y hablemos de ellos... los futboleros: Estos días Albacete ha vivido y disfrutado uno de los pocos recreos que el fútbol reserva para la afición: la edición de un libro, una enciclopedia, donde cada albaceteño y aficionado al deporte rey podrá hurgar en su pasado personal. Con el título De Blanco a Blanco se trata de rebuscar en la memoria y golpearla si hace falta al pasar cada hoja de semejante espectáculo visual. No es sólo el gran despliegue fotográfico que muestra el tomo, es la cantidad de nombres y fechas de la mítica blanca que ejercieron en el Campo del Paseo de la Cuba, en el Campo de los Mártires junto al Parque de Abelardo Sánchez o en el del Estadio Carlos Belmonte: Albacete en el infinito de los tiempos. Albacete colmado de eras y bancales y futboleros de prestigio como los que salían en los cromos: Dagoberto Moll, Arsenio Iglesias, Neme... sorteando siempre el desdén intelectual de los que crearon el abismo entre cultura popular o cultura de élite. Es posible que alguna vez el fútbol haya tenido el derecho a la épica, ejercido a veces a tontas y locas por el pueblo, pero eso es también el regusto por la sal de la vida.
El responsable de toda esta rueda en torno al principal club futbolístico de la ciudad se llama Francisco Villaescusa, un futbolero, de esos que lo recopila todo: padre futbolista, jugador en competiciones, aficionado de archivo, periodista profesional deportivo y ése pequeño poso de hormiguilla republicana que lo absorbe todo: la vida y milagros del balón y su circunstancia. Villa, como se le conoce en el argot futbolero, se ha pasado unos cuantos años apuntando datos del Albacete Balompié por si algún día tuviera que echar mano de ellos. El maldito COVID, sus reposos y su innata vocación deportiva (un tipo que corre la maratón de Nueva York es de nota) hicieron el resto los dos últimos años. Hace una semana presentó al mundo el legajo de lujo que colocó al club de fútbol de nuestra ciudad en los papeles, en la fama, en la popularidad... Hasta ahora ya lo era entre nosotros, los lugareños, desde ahora todo lo que ha concernido del Albacete Balompié en 83 años ya está al alcance de cualquiera, que no es poca cosa. Francisco Villaescusa ha tocado en carne y hueso nuestros corazones futboleros y eso sí que puntúa para la historia.