Toledo, retretes y leyenda

Toledo

Si tuvieras que elegir tus dos lugares favoritos de la casa ¿con cuales te quedarías? Es la pregunta que Juncal Roldán ha hecho para iniciar la sección 'El día D...' que este jueves ha ido dedicado al retrete. Su historia aterrizada en Toledo, donde hemos conocido en la voz de Soledad Sánchez Chiquito donde se ha encontrado una de las letrinas o urinario más antiguos de Toledo, en auténticas termas romanas. También hemos conocido en la voz de Eduardo Sánchez Butragueño una de las leyendas de Toledo relacionada con los retretes y en este caso con su existencia subterránea en Zocodover.

Todo ello debido a la reforma que se hizo en 1926 y que llega hasta inicio de los años 60 del siglo anterior. Mucho después, en 2013 comenzó a conmemorarse a nivel mundial el 'Día mundial del retrete'. Por eso lo hemos aterrizado esta semana y hemos contado también con la presencia del historiador Rafael del Cerro.

Él ha sido el encargado de descubrir a muchas personas en Toledo que en la capital hay una calle llamada 'Del locum' frente a la catedral, cerca del mercado de abastos y el teatro de Rojas. Comunica con la zona de mantenimiento del templo. Allí estaban los retretes de la Catedral...los retirados, los urinarios, el lócum en latín. Cada ciudad tiene una acepción que puede ser diferente para hablar de lo mismo siempre con mucha discreción.

Realmente a partir de la llegada del agua a Toledo en 1863 se empiezan a instalar fuentes en las plazas de la ciudad y antes de finales del siglo XIX empieza a llegar el agua a las viviendas. Algunas contrataron un servicio individual para las familias pero en muchas de las casas o edificios se instalaban retretes colectivos. Los montaban en el mismo portal de la vivienda porque era el acceso más directo para enganchar con el agua pública y con la zona de evacuación. No era lo común poder realizar un saneamiento privado en zonas más discretas.

Una curiosidad que también hemos conocido es que en Toledo se fueron colocando "aparatos mingitorios", una especie de piezas metálicas que el ayuntamiento colocaba en lugares seleccionados de la ciudad: por ejemplo en el arco de la sangra hacia la calla de Cervantes o cerca del convento de Don Diego. Allí la gente los utilizaba y empleados municipales pasaban de vez en cuando para echar un cubo de agua y llevarlo a los sumideros. Esto era efectivo siempre desde el punto de vista masculino, porque era inutilizable por razones obvias para la mujer.

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