El Museo de Arte Abstracto de Cuenca no cierra por obras y mantiene su esencia
La pinacoteca de las Casas Colgadas ha preparado un recorrido corto por sus salas mientras se desarrollan las obras de climatización
Cuenca
Desde el 7 de junio el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, que gestiona la Fundación Juan March, está abierto de nuevo tras unas semanas de organización en las que se ha conformado un nuevo recorrido por las salas que no están en obras. La pinacoteca, creada por Fernando Zóbel y abierta en las Casas Colgadas desde 1966, afronta trabajos de climatización e iluminación en buena parte de sus espacios, pero no ha querido cerrar por completo. En Hoy por Hoy Cuenca hemos visitado el conocido como el pequeño museo más bonito del mundo acompañados por su coordinadora Celina Quintas para contarles qué sí podemos ver mientras transcurren las obras y mientras algunos de sus cuadros y esculturas principales están de gira por museos de Granada, Barcelona, Alemania o Estados Unidos.
El Museo de Arte Abstracto de Cuenca no cierra por obras y mantiene su esencia
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La cronología del museo
Las primeras salas que vistamos son las conocidas como “de gabinete”, dice Quintas, “donde se muestra la biblioteca personal de Zóbel y que se ubican en los restos originales de las Casas Colgadas con pinturas murales y los techos con artesonados mudéjares”.
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Para acceder a esas primeras salas A, B, C y D del museo, subimos unas escaleritas y dejamos a la izquierda una celosía de piedra de estilo gótico para llegar a un primer espacio donde se mantiene en la vista la cronología de esta pinacoteca. “Un recorrido por fechas, documentos y fotografías que sirve para contextualizar a ese visitante porque no todo el mundo conoce la historia de Cuenca, lo que ha pasado, todo ese gran acontecimiento que tuvo lugar en 1966 y que realmente le ha dado una nueva dimensión a esta ciudad desde el punto de vista del arte contemporáneo”, explica Quintas.
El Zóbel más personal
En la siguiente sala encontramos la biblioteca “más personal de Zóbel”, dice la coordinadora, que ocupa toda una pared “aunque es una mínima parte porque el grueso de su biblioteca, por cuestiones de espacio, está en la sede de la Fundación Juan March de Madrid”. Aquí se pueden ver libros especiales, “con dedicatorias, “dice Celina, “algunos el mundo oriental y todo aparece como un elemento artístico más. Cuando uno lee los lomos de los libros estamos viendo realmente qué tipo de intelectual era Zóbel”.
Rellenan las otras tres paredes de esta sala tres cuadros del propio artista filipino pintados ya en los años 80, entre ellos El puente, el último que hizo. En ellos se aprecia “esa abstracción tan particular, tan personal, tan delicada, tan poética de Zóbel que además sirve para comprender todo lo demás porque su proceso de abstracción ayuda mucho”.
Gótico vs. abstracto
En las dos salas siguientes, las B y C según las indicaciones del museo, nos encontramos también con los restos de las casas colgadas primitivas enfrentados al arte abstracto de Feito o Saura. “Por el tipo de decoración, esto podría ser un oratorio, una pequeña capilla, ya que está constatado que aquí tenía su vivienda el canónigo González de Cañamares”. Se conservan varios tramos de pinturas al fresco, el artesonado y varios elementos de una puerta con simbología de la Orden de Santiago.
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Enfrentándose a los restos de arte gótico se ubican varias obras de arte abstracto. “Hay una escultura de Rubio Camí”, describe Quintas. “Normalmente está colocada sobre pared en la sala 10 y en esta disposición temporal del museo la hemos colocado aquí sobre el suelo, lo que le da una nueva mirada enfrentada al artesonado del techo”.
En la sala C continua el diálogo del arte con cuadros de Feito “muros en definitiva”, dice la coordinadora, “una arpillera de Millares con telas abigarradas, duras, contundentes, que nos están hablando de la metáfora del muro”. Completa la sala un cuadro de Saura, “un dibujo sobre papel, una obra diferente con una gran riqueza cromática en la que está el universo de Saura con las cabezas, los ojos desorbitados, la boca feroz, ese humor ácido que tenía siempre y, por supuesto, el ser humano bien asilado o bien en multitud como en ese caso”, describe Celina Quintas.
Espacios cuidados al detalle
Para mantener la esencia del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, mientras sus grandes obras llevan por todo el mundo el buen nombre adquirido durante más de 50 años, la fundación Juan March ha tenido que seleccionar qué exponer en el poco espacio que dejan las obras de climatización. “Hemos establecido también nuestros diálogos, entre sí con las obras y con los espacios”, explica Quintas. En la sala D encontramos dos piezas de Rivera, un artista del grupo El Paso, “esas telas metálicas tan características del artista granadino”, apunta la coordinadora, y una escultura móvil, giratoria, de Pablo Serrano.
Todo el museo en una sala
Completamos la visita en la conocida como sala 12, más amplia aunque dividida en varios espacios expositivos. Aquí hay obra de Guerrero, de Mompó, de Zóbel, de Torner, de Saura o de Millares. “Hay una sala dedicada más al color, otra dedicada a las texturas con Tàpies y Millares y a la gestualidad y la fuerza de Saura. Otra sala dedicada al centro de cálculo con obras de Iturralde, Sempere, Soledad Sevilla o Elena Asins. En la salida quedan las piezas de madera, los collages tan sugerentes de Gerardo rueda completados con una pieza de Farreras y otra de Lucio Muñoz que suelen estar en otras salas del museo”.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...