El Vilaboa Uno se hundió al entrar agua por la compuerta de desperdicios abierta
Así se refleja en el informe elaborado por la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos
Santander
El pesquero Vilaboa Uno se hundió hace un año frente a las costas de Santander con el resultado de dos tripulantes muertos y uno desaparecido, por la entrada de agua por la compuerta de desperdicios, después de que se inundó el parque de pesca.
Así se refleja en el informe elaborado por la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM) publicado recientemente, sobre la base de las declaraciones de los supervivientes, de la inspección submarina realizada por el ROV de salvamento marítimo y de los análisis realizados.
El CIAIM, que no ha tenido acceso al buque hundido a 124 metros de profundidad a seis millas de la costa de Santander, concluye que el pesquero se hundió por inundación progresiva a través de la tolva de desperdicios, que se encontraba abierta.
El documento, consultado por Efe, señala que para que el buque pudiera inundarse a través de la tolva, se produjo previamente una acumulación de agua en el parque de pesca, que hizo que el barco aumentase su calado a popa hasta que el borde interior de la tolva quedó muy cerca de la superficie del mar.
Esta acumulación previa de agua tuvo lugar en el período en el que el buque quedó al pairo en el caladero, atravesado al mar de fondo.
Según el informe, no se ha podido establecer con certeza la causa por la que se produjo esa acumulación inicial de agua en el parque de pesca y se barajan tres posibilidades.
Primero que se produjeran embarques intermitentes de agua a través de la tolva de desperdicios abierta, al acompasarse el movimiento de balance del pesquero con el oleaje de fondo, de 2 metros de altura significativa.
También se considera la posible rotura en algún elemento, válvula o tubería del sistema de refrigeración en el tramo que transcurre por el parque de pesca, elementos que se encontraban en la banda de babor en la zona donde los tripulantes observaron mayor acumulación de agua, no pudiendo ver si efectivamente algún elemento estaba roto al encontrarse ocultos tras las cajas de pescado.
Finalmente, se ha considerado la posibilidad de que antes de salir del puerto, se baldeó el parque de pesca y si hubiera quedado en funcionamiento la bomba de baldeo, ese espacio del barco podría haberse inundado si dejaran de funcionar las bombas de achique.
En cuanto a la imposibilidad de que se pudiese desalojar el agua, el informe apunta a que probablemente los conductos de achique estaban parcialmente obstruidos por desperdicios, y/o porque las bombas de achique del parque de pesca, que estaban conectadas en modo automático, no funcionaron correctamente por un fallo mecánico.
Se considera posible un escenario en el que las bombas de achique estuvieran funcionando correctamente al salir del puerto y posteriormente dejaran de hacerlo por rotura o por obstrucción, parcial o total, de los conductos de achique.
Factores que contribuyeron al hundimiento
Además, como factores que contribuyeron al hundimientos se indicado que salió de puerto sobrecargado, con la tolva de desperdicios abierta y parcialmente sumergida.
También que la zona de las tuberías no era accesible, no pudiéndose ver el estado de las tuberías ni de las válvulas, en un espacio donde se almacenan las cajas pueden estar sometidos a impactos, con su consiguiente riesgo de rotura.
Igualmente, se reseña que la configuración del sistema de achique del parque de pesca presentaba algunos inconvenientes en su operación, como la existencia de filtros y rejillas poco accesibles que propicia la acumulación de desperdicios antes de la aspiración de las bombas, reduciendo su capacidad de achique, o que los pocetes del parque de pesca no disponían de alarma acústica o visual, por lo que puede irse acumulando agua sin que nadie se percate de ello.
La presencia de estas bombas de achique de funcionamiento automático, según detalla el informe, puede crear una falsa sensación de seguridad en las tripulaciones al asumir que cualquier agua que entre será inmediatamente desalojada por las bombas, descuidando la supervisión del cierre de la tolva.
Por último, el documento concluye que la porta de desperdicios no dispone de ningún tipo de alarma visual o acústica, no pudiéndose saber desde el puente si se encuentra abierta o cerrada.
Hundimiento del Vilaboa Uno
El pesquero, de 32 metros de eslora, avisó en la madrugada del 3 de abril de 2023 a Salvamento Marítimo de que tenía una vía de agua en el casco y que se estaba hundiendo, a unas seis millas de Santander.
En apenas media hora ya estaba hundido, sin que los dos barcos que acudieron en su auxilio pudieran hacer nada para evitar la muerte por hipotermia de dos pescadores, uno español, del barrio pesquero de la capital cántabra, y otro de Ghana.
A partir de ese momento, los trabajos se centraron en encontrar al único desaparecido, Walter Ferreiro, de origen peruano, en un operativo que coordinó Salvamento Marítimo y en el que participaron durante semanas helicópteros y embarcaciones.
En septiembre, las familias del santanderino que falleció en el naufragio y la del desaparecido iniciaron una campaña para reclamar que se reflotara el barco.
La familia de Walter Ferreyro aseguraba estar viviendo "un infierno, atrapados, sin poder pasar página de este terrible suceso", y lamentaba que, al no tener acta de defunción oficial, seguían afrontando las deudas contraídas por el pescador.
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