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Lucia, víctima de acoso escolar: "Me destrozaron la etapa de la ESO y desde entonces, arrastro secuelas psicológicas graves"

La Unidad de psiquiatría infanto-juvenil de Valdecilla ha atendido en el último año a 48 menores que habían sufrido bullying

Lucia, una joven de 20 años de Cantabria nos cuenta las secuelas que arrastra tras sufrir acoso escolar en el Instituto y que no se actuara.

Lucia, una joven de 20 años de Cantabria nos cuenta las secuelas que arrastra tras sufrir acoso escolar en el Instituto y que no se actuara.

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Santander

Según datos de Unicef, un alto porcentaje de niños y niñas sufren acoso escolar, en concreto, 1 de cada 3 niños. En el otro lado de la balanza, 3 de cada 10 estudiantes admiten que acosan a sus compañeros y compañeras de escuela. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se alerta de que el bullying es la primera causa de suicidio infantil y adolescente.

A pesar de estas cifras, sin embargo, si nos fijamos en los datos oficiales de Cantabria, no parecen nada alarmantes. En los últimos cinco años, el número de veces que se activó el protocolo de acoso escolar se ha multiplicado por cinco, pero muy pocos casos, acaban considerándose bullying.

En el curso 2021-22, se activó en 82 ocasiones, 19 ocasiones más que el curso anterior, pero, finalmente se confirmaron apenas 11 casos entre los alumnos. Las últimas cifras que refleja el observatorio de la convivencia escolar en la región, son las del curso pasado, 2022-2023. El número de veces en el que saltaron las alarmas fue muy similar al curso anterior, pero eso sí, en ese periodo se llegaron confirmar una cifra muy superior de casos en los que se confirmó el acoso escolar, un total de 24.

Desde la Asociación Tolerancia Cero contra el bullying en Cantabria, aseguran que se están duplicando los casos de acoso escolar y que los datos que llegan a la Consejería de Educación son muy bajos. De hecho la cifra que maneja esta asociación es que el pasado curso hubo hasta 175 casos de acoso escolar en la Comunidad Autónoma.

Esta asociación mantiene que el problema se encuentra en un concepto erróneo del protocolo de actuación respecto a la intencionalidad de hacer daño del niño. Las victimas y algunos psiquiatras piden que el foco se ponga en el daño causado en la víctima y no tanto, en los hechos ocurridos o en la intencionalidad del acosador.

Eso sin dejar pasar por alto que los acosadores también en muchos casos, son víctimas, de alguna situación que les lleva a usar la violencia verbal o física. Igualmente, los llamados espectadores, quienes ven situaciones de acoso, también pueden a la larga, sufrir alguna consecuencia de lo vivido.

Las victimas son menores, a veces de muy corta edad, su personalidad se esta forjando y un episodio traumático puede marcarles para siempre. Eso es lo que le ocurrió a Lucia, una joven cántabra que ahora tiene 20 años. Ella misma cuenta que siempre había sido una niña risueña, inocente, algo tímida pero con bastantes amigos. La etapa en su colegio en Primaria en Cabezón de la Sal la recuerda como unos años en los que era feliz.

Pero todo cambió cuando comenzó en el instituto, ella reconoce que no le gustaban los cambios y que cuesta adaptarse a ellos, pero también que algunas compañeras no se lo pusieron muy fácil. Insultos, persecuciones, amenazas, burlas constantes, le llegaban a esperar en la parada del autobús para mofarse de ella: "animalista de mierda, gorda, retrasada, no tienes amigos", le decían.

Sus padres acudieron al centro, una y otra vez, tratando de explicar que aquello tenia que cesar y que se debían tomar medidas. Las infractoras fueron sancionadas con un parte, una papel que no tuvo mucho efecto dado que continuaron increpándola. De hecho, llegaron a colocarle a las dos compañeras que se reinan de ella una a cada a lado, "para ver si os hacéis amigas", le llegó a decir la profesora.

Lucia dejó el instituto cuando acabó la ESO, sus malas compañeras desaparecieron pero en ella quedaron síntomas de una depresión severa, una sensación de no querer seguir viviendo, cuatro intentos de suicidio y un trastorno de la personalidad que le acompañará toda la vida.

Jana González es psiquiatra en la Unidad de Psiquiatría Infanto-juvenil del Hospital Valdecilla. Corrobora que estas experiencias traumáticas, están en la base de muchos trastornos, y es que "nuestro cerebro es muy plástico, sobre todo en esas primeras edades, un trauma hace que la plasticidad de nuestro cerebro cambie, que queden unas marcas imborrables, también pude existir una vulnerabilidad genética, evidentemente, pero si le añades un acontecimiento traumático como el bullying, las consecuencias se agravan notablemente", asegura.

De hecho, en el último año asegura, de los 200 casos de niños y jóvenes que fueron derivados desde Atención Primaria a la unidad de psiquiatría, solo un 3% lo fueron por haber sufrido bullying, el resto llegaban por otras situaciones, no conciliar el suelo, ansiedad, no controlar esfínteres, pero una vez fueron valorados, los psiquiatras pudieron comprobar, explica, que hasta un 24% de ellos contaban haber sufrido acoso escolar, es decir, hasta 48 niños solo en un año.

La doctora González lamenta que no se cuente en estos momentos con un mayor número de psiquiatras en la unidad, ya que eso se traduce en que no se está prestando una buena atención. "Si un médico de Atención Primaria deriva a un niño a psiquiatría de Valdecilla en estos momentos, no le vamos a atender hasta abril, la lista de espera es de seis meses", lamenta.

Andrés González Bellido, es psicólogo clínico y educativo y catedrático en orientación educativa además de creador del Programa TEI, Tutoría entre Iguales, un programa que ayuda a los alumnos en la resolución de conflicto con la tutorización de los propios compañeros.

Explica que los centros educativos deben la idea de que detectar un caso de bullying en su centro es algo que da mala imagen, sino precisamente, todo los contrario, cuantos más veces active el protocolo de acoso escolar, eso significará que es deber un centro comprometido y preocupado por esto. "Porque casos de acoso hay en todos los centros", afirma Bellido.

Además, va más allá, se deben actualizar los protocolos actuales, el de Cantabria por ejemplo, deja la decisión final para determinar si ha existido o no acoso escolar, al equipo directivo del propio centro." Es necesarios un equipo interdisciplinar, con personas ajenas al centro educativo que participen en ese proceso para que sea lo más efectivo posible", asegura.

Jana González es psiquiatra en la Unidad de psiquiatria infanto juvenil del hospital Valdecilla.Estamos equivocados Al creer que alguien que sufre acoso, solo lo sufre mientras dura, durante UN tiempo, que SE circunscribe a esos años de estudiante, pero lamentablente, no es asi ...

El efecto en una persona de una experiencia traumática depende de varios factores, entre ellos el fenotipo cerebral de cada individuo,

 
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