El 4,2 por ciento de los presos de El Dueso tiene un trastorno mental grave
Los expertos afirman que uno de cada cinco reclusos está ingresado en uno de los dos hospitales psiquiátricos penitenciarios que hay en España
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Prisión de El Dueso. / Cadena SER
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Santoña (Cantabria)
El 4,2 por ciento de los reclusos, alrededor de 1.800, tiene un trastorno mental grave, pero solo uno de cada cinco está ingresado en uno de los dos hospitales psiquiátricos penitenciarios que hay en España, mientras que el resto permanece en una cárcel ordinaria.
Así se desprende del ‘Libro Blanco sobre la Atención Sanitaria a las personas con trastornos mentales graves en los centros penitenciarios de España’ que han presentado expertos de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal y la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria.
Según el informe, 24 de los de los 561 reclusos del centro penitenciario de El Dueso, en Santoña, el único que hay en Cantabria, tienen altas necesidades de cuidados de salud mental, cifras que arrojan también una proporción del 4,2 por ciento.
La población reclusa asciende a 55.180 personas, de las que 44.394 cumplen su condena en cárceles situadas en comunidades sin las competencias penitenciarias transferidas -es decir, todas menos Cataluña, País Vasco y Navarra.
Siete de cada diez internos diagnosticados de un TGM no han tenido un seguimiento de su problema antes de entrar en prisión, con lo que el medio penitenciario podría ser una oportunidad para el cuidado de su salud mental y estabilización de los síntomas de su trastorno, han resaltado los expertos en psiquiatría.
Perfil del recluso
El perfil más habitual del recluso con altas necesidades de cuidado en salud mental es el de un varón joven de 18 a 30 años con una comorbilidad adictiva o patología dual que empeora aún más el cuadro que presentan.
Tienen además un pobre seguimiento médico y adherencia al tratamiento, que abandonan con frecuencia, carecen de recursos económicos y domicilio estable y suelen ser reincidentes en la comisión del delito.
La atención sanitaria penitenciaria comparte, pero agravada, la misma realidad de escasez del sistema nacional público: al envejecimiento de los profesionales, falta de un horizonte profesional, fuga al extranjero en busca de mejores condiciones, sobrecarga de guardias o a las plazas sin cubrir se unen además unos salarios más bajos que sus compañeros del SNS.
País Vasco y Cataluña, una referencia
Frente a este modelo, los expertos han puesto en valor otros de referencia y que implementan sistemas de atención innovadores como son Cataluña y País Vasco.
Hasta que no se integren correctamente el sistema de sanidad penitenciaria en los sistemas de salud autonómicos -algo que debería haber ocurrido en los 18 meses siguientes a la entrada en vigor de la ley de Cohesión y Calidad del SNS de 2003-, se seguirán vulnerando los principios de equidad, igualdad de oportunidad, arraigo y calidad asistencial que garantizan las leyes sanitarias, han avisado ambas sociedades.