"Me siento más libre": el poderoso discurso Amalia Méndez, que aprendió a leer a los 79 años
Amalia Méndez hace judo y senderismo a sus ochenta y un años. Aprendió a leer gracias al proyecto de estimulación cognitiva de la Cruz Roja en Los Llanos de Aridane hace tan solo dos años

El poderoso discurso Amalia Méndez, que aprendió a leer a los 79 años
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Santa Cruz de La Palma
El paso del tiempo no ha podido con Amelia Méndez ni tampoco con sus compañeras del grupo de estimulación cognitiva de Cruz Roja en Los Llanos de Aridane. Cuando llegó al grupo le costaba mucho vencer la timidez. Sin embargo, dos años después, ha logrado aprender a leer y a escribir y también a practicar artes marciales y senderismo, entre otras cosas. "Me apunté y me fue bien. Aprendí a leer y escribir y estoy muy contenta. No sabía coger un lápiz en la mano, no sabía lo que era escribir y ahora voy por ahí leyendo todos los anuncios que veo por la calle", explica Amalia orgullosa. Avanzados los setenta años empezó a aislarse en su casa, gracias al apoyo del grupo de amigas de Cruz Roja se ha ido empoderando poco a poco y ha vuelto a recuperar la ilusión por la vida. "Empezó a leer palabritas sueltas, ya es capaz de leer incluso el Whatsapp y ahora hay que pararla", explica Nayra Valido en la sección "Si yo te contara" de Hoy por Hoy La Palma.
Amalia Méndez, la reina del judo
A sus ochenta y un años Amalia ha empezado a hacer judo. "Aprendí hasta a levantarme, antes me costaba un montón y ahora lo hago como si nada", explica. Las artes marciales adaptadas a su edad les enseñan a moverse por el suelo cuando se caen y a levantarse con seguridad. El equipo de judo lleva dos años trabajando para hacer equipo, y aunque todas son cinturón blanco, la progresión es prometedora. "El judo lo hago muy bien, y en el gimnasio también lo hago muy bien. Hago todo lo que me mandan", explica Amalia, que también hace senderismo.
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El grupo de estimulación cognitiva de Cruz Roja en Los Llanos de Aridane ha logrado progresos notables en la vida de más de ochenta personas. "El de Amalia es uno de los progresos más destacables, estamos muy orgullosas de ella", dice la responsable del grupo. "Mi familia no entiende la dedicación que le pongo a este proyecto, porque desde fuera se ve como un trabajo. Realmente es un trabajo, pero son casi noventa personitas y para mi es una satisfacción increíble ver los progresos que van logrando cada una de ellas. Cada una de ellas forman parte de mi vida. Me siento feliz", explica Nayra emocionada.
Envejecer no significa limitarse
El paradigma del envejecimiento activo está dando resultados. Las personas mayores están llenas de energía y potencial y cada vez son más las que quieren participar de iniciativas como esta. "Yo estaba con muletas, con dolor en una pierna. Cuando empecé a hacer gimnasia parece que soy otra persona, tengo ganas de vivir, ganas de luchar", explica Amalia. A sus ochenta y un años ocupa todos los días: los lunes cuida las plantas, los martes hace judo, los jueves y viernes hace judo y clases. También hace senderismo los fines de semana y está en el club de lectura.
También ha cambiado su relación con la gente. "Siento que me hace falta cariño y que me llevo bien con todo el mundo. Me siento querida", explica. Ahora se siente una más. "Somos una familia grande", añade. A finales del mes que viene se apunta a un rally en la isla de La Palma, y no es la primera vez que se sube a uno de estos bólidos. Desde Cruz Roja de Los Llanos de Aridane insisten en que no hay limitaciones. "Estamos cansados de escuchar que a los ochenta años solo podemos ver novelas turcas y hacer crochet, y no es así para nada", concluye Nayra Valido.