Asumir responsabilidades
Errar es de humanos y ninguna profesión esta libre de ese factor que, en ocasiones, tiene resultados terribles. También es cierto que las personas que yerran mientras trabajan deben asumir sus responsabilidades, sean cuales sean las consecuencias de esa equivocación.
A veces, basta con un perdón para reparar el daño, cuando este es menor y no cuantificable. En otras, es necesario asumir el coste de la reparación económica. Y hay, por último, daños irreparables como un fallecimiento por negligencia médica. Desgraciadamente ocurren, como todos sabemos. Pero lo peor viene después, cuando a la pena de la pérdida sigue una batalla de David contra Goliat. De los familiares del paciente contra el gremialismo de los médicos y la apisonadora de la administración. En este caso el Servicio Canario de Salud, que obliga a los denunciantes a una injusta sangría económica.