Opinión

Sobre la visita a Mauritania 2

El Enfoque de Francisco Pomares

02:06

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El presidente Clavijo, aterrizó ayer en Nuakchot con la determinación de reforzar las relaciones comerciales con Mauritania y abordar de frente la crisis migratoria que desborda las costas del Archipiélago.

La visita de Clavijo aunque mantiene una agenda repleta de reuniones de alto nivel que pretenden mejorar los lazos comerciales con el principal socio africano de Canarias, tiene como principal objetivo colaborar con el gobierno de la República Islámica para contribuir a reducir un fenómeno migratorio que ha convertido las playas mauritanas en el punto de partida de más de la mitad de los cayucos que llegan hoy a las Islas. La reciente espantada de la misión europea en el Sahel agrava la inestabilidad en la región. Además, Mauritania se encuentra en un delicado equilibrio político tras las elecciones presidenciales de 2019, en las que el presidente Ghazouani asumió el poder tras suceder a su mentor, Abdel Aziz. El relevo fue pacífico, pero la sombra del anterior mandamás sigue pesando sobre la política mauritana, con acusaciones de corrupción y movimientos que amenazan con resquebrajar la estabilidad lograda con gran esfuerzo en un país que oscila entre regímenes militares y democracias frágiles. A todo eso se suma la creciente presión de grupos yihadistas, que abre la puerta a nuevos movimientos migratorios. Clavijo lo resumió con resignación: “son miles de kilómetros de costa, se necesitan recursos y colaboración para generar oportunidades aquí”. Pues si, eso mismo.

Lo cierto es que el contexto saheliano convierte a Mauritania en un socio imprescindible para la Unión Europea en seguridad y control migratorio. Sin embargo, la ineficiencia de los mecanismos de cooperación resulta frustrante: siendo Mauritania, uno de los países más pobres y secos del planeta, sería cruel decir que llueve sobre mojado, pero las buenas intenciones del presidente de una pequeña región de la España atlántica probablemente no ayuden a un país completamente desesperado y sobrepasado por la emigración. Hoy, una de cada cuatro habitantes es inmigrante, y de ellos la inmensa mayoría son irregulares. Y en Mauritania están hasta el gorro, hasta el Kufi, hartos de promesas europeas. Lo que Canarias prometa debe cumplirse.

 
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