Diálogo de sordos

El tintineo de las llaves de una casa dice mucho sobre el debate, entre sorprente y perverso, que se ha instalado en nuestro país sobre la vivienda. La discusión gira en torno a quién hay que proteger, si al que tiene unas o al que no tiene. Hay quienes entienden que el propietario debe ser blindado frente a inquilinos desalmados que le alquilarán la casa, no le pagaran al tercer mes y encima será dificilísimo echar. Otros ponen el foco en quienes buscan y rebuscan cualquier habitáculo para alojarse en la selva inmobiliaria y no encuentran nada disponible al precio que pueden pagar. Los primeros dicen que su miedo al okupa es la causa de que haya tantas viviendas vacías. Los segundos, que los propietarios especulan por pura avaricia, sin importarles un comino el desahucio de una familia. Es imposible que en este diálogo de sordos prospere nada bueno. Elegir, en este caso, no es una opción. La simple duda, ofende.