Sobre la nueva derrota de Sánchez
El enfoque de Francisco Pomares: sobre la nueva derrota de Sánchez
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Junts volvió a poner hoy contra las cuerdas al Gobierno de España, sumándose al PP y Vox y tumbando tres decretos, los del impuesto a las energéticas, la reforma de las pensiones y el decreto ómnibus aprobado por el Consejo de Ministros la víspera de Nochebuena, con el que Sánchez pretendía colar casi un centenar de medidas de una tacada. La técnica de sacar adelante asuntos que merecerían una ley no la inventó Pedro Sánchez. De hecho, los decretos están para eso, para acelerar los trámites y hacer las cosas más rápidas, sorteando los complejos mecanismos parlamentarios que se ponen en juego para aprobar una ley. Lo que sí es un invento sanchista son estos decretos ómnibus que ahora ha puesto de moda el Gobierno, y que se usan para colar medidas muy dispares, para lograr que no se raje nadie. En el ómnibus, las iniciativas del Gobierno se mezclan como en una coctelera en la que se agitan juntas y bien revueltas las ayudas al transporte público y a los damnificados por la DANA, con la revalorización de las pensiones o el sorprendente regalo al PNV de un palacete parisino valorado en varios millones de euros. El ómnibus es un trágala que consiste en meter en el mismo saco medidas que todo el mundo apoyaría, y medidas muy polémicas que la oposición no quiere apoyar. De esa forma, se coloca a la oposición al Gobierno ante la disyuntiva de votar en contra de la revalorización de las pensiones o las ayudas del DANA, si se quiere evitar que el PNV se haga con el palacio de París donde hoy se ubica el instituto Cervantes. Por ejemplo. La aprobación de una parte de las medidas con las que se está de acuerdo, obliga a apoyar a todas las demás medidas, aunque no se comparten. Es una técnica fullera, que a Sánchez le ha funcionado en alguna ocasión. Pero ayer no.
Ayer, el socio Puigdemont se montó otra de sus venganzas, con una jornada terrible para el Gobierno que pone de manifiesto de nuevo el grado de descomposición de la denominada mayoría de legislatura, y la soledad de un Gobierno al que no apoyan ni siquiera sus socios.