Malditas guerras
Canarias siempre ha sido especialmente sensible a los conflictos bélicos. Nuestra altísima dependencia del exterior ha hecho que, históricamente, el impacto de guerras lejanas se deje notar de manera significativa en las Islas. Y esta no iba a ser menos.
Cuando parecía que los precios podrían contenerse, que podríamos dejar de contener la respiración al comprar cualquier alimento o pagar cualquier servicio, vemos que no será así. Es más, es bastante probable que lleguemos a las fiestas navideñas con nuestra capacidad de gasto bastante comprometida.
Pero hoy otro impacto más allá del económico, no cuantificable pero palpable y contagioso: la sensación de que vivimos en un mundo en el que se comenten abusos con total impunidad, a la vista de todos y sin consecuencias para los agresores. Hay un estado de ánimo colectivo raro, el que nos da levantarnos cada día y saber que la vida de tantos no vale nada. Afortundamente no es la nuestra, pero estas malditas guerras nos hacen sentir a todos cada vez más vulnerable