Sociedad

La experiencia de vivir en 'La España Despoblada': la lucha por hacer atractivo el regreso a casa en Artenara

Todos coinciden en que mucho tienen que cambiar las cosas para que la vida en la cumbre de Gran Canaria logre atraer más población estable

Eric Pestano

Las Palmas de Gran Canaria

Los jóvenes de la cumbre grancanaria, como de gran parte de las zonas rurales poco pobladas, se van para desarrollarse profesional y vitalmente. La mayoría no regresa, o lo hace puntualmente para pasar temporadas en las casas de sus padres o abuelos, para recordar sus infancias en las que el tiempo corría más despacio que en las ciudades, o se jugaba al aire libre. Otros, sin embargo, terminan regresando casi con más ímpetu que cuando se fueron, para luchar porque sus pueblos natales no desaparezcan y se sumen al amplio grupo de localidades que forman 'La España Despoblada'. Entre estos segundos destacan especialmente dos en Artenara: Miqueas Sánchez y Miriam Rodríguez. Les unen cosas en común: haber salido del mundo rural hacia la ciudad durante años y haber vuelto para hacerse cargo de los negocios que pusieron en marcha sus antepasados. Comparten también un mismo objetivo: contribuir a reactivar la vida de una de las localidades más despobladas de Canarias. Para ello crearon, hace ya una década, la asociación EDARTE, desde la que promueven iniciativas innovadoras y trabajan codo con codo con las instituciones municipales para promover el desarrollo económico de las zonas rurales del corazón de Gran Canaria: “El problema es que no somos un sitio para vivir, se nos percibe como un lugar al que llegar para hacer turismo; pero quienes vienen no se vinculan a la vida del pueblo, no se quedan, y precisamente lo que necesitamos es población estable”, explica Miqueas Sanchez.

Tras vivir 30 años en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde estudió dos ciclos de Formación Profesional en Realización y Producción Audiovisual, regresó a Artenara para hacerse cargo de la empresa familiar tras ver que sus tíos se hacían mayores. Él colaboraba en el negocio, la Panadería de Artenara y el Supermercado, los veranos y fines de semana, pero acabó, finalmente, haciéndose cargo de ambas. Hoy lleva al frente 11 años, durante los cuales ha profesionalizado el negocio familiar. Hoy cuenta con seis trabajadores fijos, más las contrataciones extras que realiza puntualmente. Y al tiempo que despacha con sus clientes, promueve la asociación.

De sus padres y tíos aprendió que de “las crisis se sale trabajando”, pero también "recuerdo como ellos se deslomaban, trabajando siete días al año en un tiempo en que no había ni vacaciones ni cobertura por enfermedades". Ahora que los tiempos han cambiado, quiere seguir vinculado a Artenara desde una nueva visión: la de la modernidad, y las oportunidades de nuevos negocios que permitiría una diversificación de la economía local. El turismo es, sin duda, un motor indiscutible, y en él trabaja su compañera de la asociación, Miriam Rodríguez. Gerente de la empresa de alojamiento rural ARTENATUR, siguió los pasos de su padre, que ya en 1996 rehabilitó la casa de sus abuelos para dedicarla el turismo. Todo comenzó como una afición y hoy es un negocio que atrae a no pocos visitantes a las casas-cuevas que ahora gestiona ella. Reconoce que vivir en la cumbre es complicado, porque los servicios públicos son deficitarios, desde la sanidad hasta la educación o el acceso a la banca o a correos. Vive por ello en la capital grancanaria, y desde allí, con traslados puntuales a Artenara o Valleseco, desarrolla su actividad profesional.

Recuerda que el envejecimiento de la población es cada vez más acusado, y que solo algunos acontecimientos aciagos, como un incendio, han contribuido a mejorar las conexiones a internet, porque obligó a renovar las instalaciones. A algunos puntos ha llegado incluso la fibra óptica.

La gran pregunta es cómo repoblar estas zonas, en las que ocurren flujos curiosos respecto a cómo se mueven los jóvenes que los habitan: aman sus pueblos, pero sienten al tiempo que limitan sus expectativas de desarrollo. Así, mientras permanecen en ellos, bajan los fines de semana a la capital a divertirse o simplemente a experimentar la vida urbana. Pero si llegan a trasladarse a alguna de estos centros urbanos para vivir en ellos, los fines de semana regresan al pueblo a descansar o a compartir tiempo con familiares o amigos. Hay vínculos que permanecen con la localidad en la que nacieron, por muchos años que pasen fuera. Es el caso de Ángel Domínguez, propietario del lagar de Valleseco. Tras trabajar 30 años en Trasmediterránea como contable, y otros 20 años como taxista en Las Palmas de Gran Canaria, ha aprovechado su jubilación para impulsar aún más el desarrollo de sus fincas, a las que siempre ha estado vinculado pese a vivir tantos años fuera.

Hoy es un ejemplo de emprendeduría, con la sidra que elabora junto a su mujer y la ayuda puntual de sus hijos. Para Ángel Domínguez, gran parte del problema radica en las restricciones normativas que se han puesta al mundo rural, limitando cualquier actividad humana en los parques rurales: “Aquí los únicos que no estamos protegidos somos los humanos, el resto, la flora y la fauna, está sin embargo sobreprotegido”. Su experiencia en la agricultura se complicado cada vez más, hasta el punto de que “vivimos con miedo permanente a ser multados o señalados, no nos dejan hacer nada, ni siquiera desbrozar por temor a que una chispa con la maquinaria sea el detonante de un incendio. Cree que hay un exceso de control por parte de lo que él define como “agentes miedoambientales”.

Los tres coinciden en que mucho tienen que cambiar las cosas para que la vida en la cumbre de Gran Canaria logre atraer más población estable. La vivienda es el principal obstáculo sin duda, por lo que desde EDARTE trabajan en una iniciativa para poner en marcha una bolsa de vivienda, así como otra de empleo a la que se llegaron a presentar hasta 300 solicitudes. Es una muestra de que, con incentivos, la vida en el mundo rural es posible. No quedar a la expectativa de la mayor o menor implicación del político de turno es, por ello, otro de los objetivos de estos naturales de la cumbre que se niegan a dejar morir los pueblos que los vieron nacer.

Agenda

9:15 h. APERTURA DE PUERTAS

9:30 h. BIENVENIDA Y PRESENTACIÓN

Marta Cantero, directora de Contenidos de la Cadena SER en Canarias

09:35 h. INAUGURACIÓN

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria

9:45 h. EXPERIENCIAS PARA FRENAR LA DESPOBLACIÓN

Conversación Marta Cantero con Miqueas Sánchez, presidente de EDARTE y gerente de la Panadería de Artenara, Abraham Romero, y Miriam Rodríguez, responsable de la empresa de alejamientos rurales ARTENATUR

10:10. PONENCIA: INICIATIVAS INSTITUCIONALES Y FACTORES ESTRUCTURALES EN LA CUMBRE DE GRAN CANARIA: UN DIFÍCIL EQUILIBRIO

Ponencia de Josefina Domínguez, catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

10:25 MESA REDONDA: LA VIVIENDA Y OTRAS CLAVES PARA REPOBLAR

Intervienen:

Pablo Rodríguez, consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad

Josefina Domínguez, profesora de la ULPGC

Eduardo del Rosario, agente energético de Feníe Energía

Modera:

Marta Cantero

11:00 h. COFFEE BREAK

11:30 EXPERIENCIAS PARA FRENAR LA DESPOBLACIÓN

Conversación Marta Cantero con Ángel Domínguez, propietario del Lagar de Valleseco, y el cartero de la zona Jaime Quintana

11:45 h. MESA REDONDA: INICIATIVAS PÚBLICAS PARA ATRAER POBLACIÓN

Intervienen:

Jesús Díaz, alcalde de Artenara

Francisco Juan Perera, alcalde de Tejeda

José Luis Rodríguez, alcalde de Valleseco

Modera:

Marta Cantero

12:15 h. CLAUSURA

Conversación con el consejero de Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas, Manuel Miranda

12:30 h. CONCLUSIONES DEL EVENTO

Marta Cantero con Eric Pestano, jefe de Informativos de SER Las Palmas

CIERRE

Marta Cantero cierra instando a los espectadores a que estén pendientes de las próximas paradas en www.laespañadespoblada.com

 
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