Opinión

El género epistolar

COMENTARIO CASTAÑEDA 5 JUNIO

03:05

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Mientras las tripas de una parte de la sociedad canaria hace ruido porque anda carente de los nutrientes necesarios para voltear la fotografía de su pobreza cronificada, algunos ultraperiféricos se pronuncian con sus tripas y actitudes viscerales contra Pedro Sánchez.

Resuman un odio profundo nacido de unas entrañas, que por comportamiento reiterado y cotidiano, uno llega a creer que debe tener su origen en alguna patología escondida o en complejos que les ha resultado imposible de superar.

Desde la hora del día de ayer, en la que se supo que la mujer del presidente del Gobierno de España había sido citada como investigada, los lanceros de unos intereses que prefiero desconocer, o hacerme el que los desconoce, resuman espuma por sus bocas, porque Pedro Sánchez el Inmortal, cada vez menos Inmortal, se ha revuelto con el retorno a la comunicación epistolar.

Con lo bonitas que son las cartas, no entiendo esta inquina cultureta contra el género epistolar. Ahí tienen “El coronel no tiene quien le Escriba”, las cartas de Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, o las epístolas de los Evangelistas a distintas comunidades, pero nunca recogidas en los versículos 922 ó 928.

Y es que la ultraperiferia queda muy lejos, y hay que acumular mucha ingesta de casquería para seguir llenando papeles y el medioambiente de tanto odio visceral.

Tranquilos, las cosas no suceden cuando uno quieren sino cuando llegan.

La tinta de esta nueva carta de Pedro Sánchez , tal vez, esté escrita con la de un calamar gigante en una clara disposición de ceremonia de dispersión, pero hay hechos objetivos que no se los salta nadie salvo los cegados por el odio y rencor contra el inquilino de La Moncloa.

Porque innegable es la extrañeza que produce que Begoña Gómez sea citada como investigada antes de que se proceda a escuchar a los testigos; o tanta prisa por citarla cuando el Informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil no ha encontrado indicios delictivos, dejando claro por mi parte, que los informes de la UCO no equivalen para para mí a la revelación de los Diez Mandamientos que Dios, ardiendo como una zarza, qué necesidad, le entregó a Moisés.

Todo esto es raro, raro, raro como decía el señor padre de Julio Iglesias, mucho más cuando la noticia judicial aparece en los días previos a la celebración de las elecciones europeas.

Este último argumento se deriva de aquel otro que decía que el Ministerio Fiscal con gobiernos socialistas filtraba la hora y lugar de la detención de los presuntos corruptos.

Y para concluir un modesto consejo para los que se pronuncian con las tripas: sal de frutas. Fruta que le debe encantar a la señora Isabel Díaz Ayuso.

 
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