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Una llamada a Garrido precipitó los acontecimientos: así se fraguó la despedida de Garitano

El entrenador no informó a sus futbolistas, que se enteraron a través de las redes sociales

Paulino Rivero y Asier Garitano. / CD Tenerife

Santa Cruz de Tenerife

Fue la crónica de un adiós anunciado y que la SER ya había anticipado el lunes 12 de marzo: Asier Garitano no será el entrenador del CD Tenerife 2024/25. Abría así el 'Radio Club Deportivo' de aquel día. Pero la despedida del vasco, comunicada públicamente este viernes 24 de mayo, no se produjo en los términos ni tampoco en los parámetros o el contexto previstos. De hecho, el técnico de Bergara no informó a sus futbolistas de que iba a anunciar su salida en la rueda de prensa de este viernes. Su plantel se enteró por X (antes Twitter) y por pantallazos de Whatsapp que corrieron a velocidad de vértigo entre los componentes del equipo blanquiazul. Cuando Alejandro Skale le preguntó a Garitano si ya había habido una comunicación formal a su plantilla, el entrenador procuró irse por la tangente. Otro detalle más que denota cierta frialdad en la relación con su grupo. O falta de confianza por temor a una posible filtración.

Quien sí que conocía que el adiós iba a encabezar la comparecencia de prensa (y que vendría incluso antes de las preguntas) era Javier Armas, director de Comunicación. Él y solo unos pocos directivos del club estaban al corriente de que la noticia era cuestión de minutos.

Ha habido muchas versiones respecto a lo ocurrido en esta última semana, algunas falaces y alimentadas voluntariamente desde dentro del club. A continuación, una reconstrucción de los hechos basada en los testimonios de algunos protagonistas.

Donde dije digo...

Asier Garitano informó este viernes al filo del mediodía a José Miguel Garrido de que iba a aprovechar la rueda de prensa previa al partido de Burgos para anunciar que no seguiría en el cargo. Su intención de formular públicamente este pronunciamiento cogió por sorpresa a varios altos cargos de la institución, incluido al máximo accionista. Solo así se entiende que apenas unos minutos antes hubiese comparecido en Radio Marca con un discurso absolutamente incompatible y contradictorio con las palabras que luego pronunciaría el míster: "No descartamos la continuidad de Garitano", dijo.

Garrido también había dicho que se sentarían con Asier después del 2 de junio y que entonces decidirían. Había negado la reunión de esta semana en Madrid. Y había dejado entrever que fue casual la coincidencia de Mauro y del entrenador en los mismos vuelos de ida y vuelta a la capital de España el pasado lunes. Era difícilmente creíble no solo que coincidieran en idénticos horarios y aviones, sino también saliendo juntos de la terminal donde aterrizó el Iberia Express del 20 de mayo. La realidad es que fueron a verse con Garrido. De hecho, desde el club confirmaron esta versión a varios medios de comunicación en la mañana del martes. La hoja de ruta era no oficializar salidas ni fichajes hasta después del partido contra el Real Valladolid. Basta con recordar las últimas palabras de Paulino Rivero, que se limitó a posponer cualquier comunicación hasta dentro de dos semanas. Asier decidió este viernes anticipar los plazos y acabar con la agonía.

Sí hubo reunión en Madrid (aunque Garrido lo niegue)

La cumbre a tres en Madrid puso de manifiesto la falta de química entre Asier y sus interlocutores. El profesional vasco intentaba venderse como una posible solución de futuro, pero conforme avanzaba la reunión iba detectando que su discurso no convencía a Mauro ni Garrido. Mientras tejía su argumentación y proponía cambios (algunos sorprendentes) para el curso que viene, la frialdad de sus escuchantes era palmaria. Dicho de otro modo, era como si incluyesen a Garitano en el casting y le hicieran creer que un candidato más. Pronto se dio cuenta de que no era así, aunque insistiera en postularse.

En el estado anímico y la posición de Garrido en la reunión del lunes mucho tuvo que ver aquel día la imagen muy penosa que había dado el Tenerife apenas 48 horas antes contra el Amorebieta. La decisión de prescindir de Asier estaba tomada desde marzo, ahí cuando empezó a elaborarse la lista de los Paco López, Vicente Moreno y compañía. Pero la candidatura del vasco parecía revivir por momentos con la buena racha que se quebró en Cartagena. Ahí, algunos altos cargos del club creían que, si se torcían las otras alternativas que ya se estaban explorando, no era descabellado que Garrido (el único valedor que le quedaba a Garitano) acabase ofreciéndole la renovación.

A Asier le sentó como un tiro que trascendiera públicamente la reunion de Madrid, igual que antes había trascendido la del Mencey (con foto incluida). Ya entonces sabía que tenía ínfimas opciones de continuar. Además, también se publicó en los medios de comunicación el encuentro del máximo accionista con el agente de Calero, Alejandro Camaño. No ha sido la única. Este jueves, hubo otra con otro entrenador.

Mientras Garrido seguía con la ronda de reuniones en Madrid e informaba a otros accionistas de referencia -en un mensaje de texto- de que Asier no continuaría, fue negando a todo aquel que le llamaba cuál había sido el curso real de los acontecimientos. Incluso en público desmintió este viernes en su entrevista radiofónica matinal que hubiese habido un encuentro con Garrido y con Mauro en la capital del Reino.

El plan del club pasaba por no descartar públicamente a Asier (ni comunicarle veredicto alguno, ni favorable ni adverso, como así ratificó el diario Marca el lunes) hasta tener un recambio definitivamente atado y bien atado. A día de hoy, no está cerrado. Sí hay una primera y segunda opción elegidas, pero ningún contrato firmado. Las conversaciones continuarán en las próximas horas.

El virus

Entretanto, hay quien en el club asume como normal y humana la reacción abrupta de Garitano, que habló de "ruido" y un "virus maligno" en el momento de anunciar su salida; y hay quien considera que no fue decoroso ni digno que emitiese este tipo de mensajes exculpatorios en una rueda de prensa oficial y en la que aún ejercía como entrenador del CD Tenerife. El caso es que Asier y su entorno no se han sentido respaldados lo suficiente. Ha habido secuencias que han traspasado las paredes del Heliodoro y han llegado a oídos de sus ayudantes. El consejero Juan Guerrero llevaba proponiendo su cese incluso antes del Tenerife-Eldense, donde José León salvó la cabeza del míster y evitó el fichaje de Mel, que ya estaba apalabrado y con vuelo programado para el día siguiente. Pero es que Asier tampoco mencionó a Mauro en el epígrafe de agradecimientos y en la hora de la despedida. En el club ya nadie creía en él. Cargos muy representativos -incluso de la máxima confianza del accionista principal- habían manifestado su temor a que un volantazo de Garrido (con una rocambolesca oferta de renovación al entrenador) pusiera en riesgo la venidera campaña de abonos, la intención de relanzar la ilusión colectiva y hasta la búsqueda de patrocinadores.

Asier ha detectado demasiadas goteras en un grupo que se ha ido erosionando a medida que él veía debilitarse su liderazgo. No obstante, su principal enemigo han sido las derrotas, aunque ahora su discurso y estrategia pueda ir dirigida a buscar enemigos externos. Los números están a punto de concederle la autoría de un par de récords: la sequía goleadora del Tenerife alcanza tintes históricos y la plusmarca de derrotas ligueras del último decenio también puede quedar pulverizada en las dos jornadas finales.

Sin crédito

Hay quien en el club veía a Garitano ya muy agotado. En las últimas semanas incluso le han faltado argumentos o reflejos para responder públicamente a determinadas cuestiones, como si le cegara su batalla contra cierto sector de la prensa. Su respuesta a las declaraciones de Elady causó perplejidad. Pero hay un ejemplo más reciente, como la pregunta que se le formuló este viernes sobre las manifestaciones efectuadas un día antes por Yann Bodiger, quien llegó a decir el jueves que nunca se sintió "parte de la competencia" en el centro del campo. Asier se ciñó a que la transcripción textual de sus palabras (los titulares) no se corresponde con el tono cordial de la conversación, pero la realidad es que un jugador clave del proyecto se estaba quejando de que se había sentido casi invisible a ojos de su jefe.

A Garitano le han ido quemando determinados episodios recientes. Él entendía que el club y sus más firmes exponentes debía separarse de aquellos que él creía que le criticaban en exceso (y no fue lo que ocurrió en un acto de la semana pasada en el Leal). Él creía que era real su candidatura a la renovación, pero pronto se dio cuenta de que solo le estaban dando largas hasta tener atado un relevo de garantías. Hasta se permitió ironizar con la "epidemia" de entrenadores, como si pensara que había alguna opción de que fueran a extenderle el contrato. Y una vez ya cayó en la cuenta de que era absurdo alargar su propia agonía, este viernes dijo basta, llamó a Garrido y comunicó la noticia. Ya solo le queda comunicársela también a sus propios jugadores.

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