Enajenación mental político transitoria

Aviso: hoy mi potaje mental viene más agitado de lo normal.

Los resultados de las elecciones catalanas, la gobernabilidad estatal, la parálisis que puede sobrevenir sobre las demandas canarias en Madrid por el estancamiento de la política nacional, la proximidad de las Elecciones Europeas, el odio visceral de los antisanchistas contando las horas para que caiga, el de momento “Inmortal de La Moncloa”, la teatralizada euforia socialista por los 42 escaños de Salvador Illa en Cataluña como la Prueba del Nueve aprobatoria de los pactos de Sánchez con los independentistas en Madrid, y este escenario rebosante de incertidumbres, me traen a malvivir, aunque sé que el mundo no se detendrá por peor que se pongan las cosas.

Este lío de inestabilidad política, y mi enajenación mental político transitoria, me hacen recordar mi infancia y la estampa de mi padre bajándose de la guagua en la Barriada, portando en el bolsillo izquierdo de su americana “La Codorniz”, la revista satírico humorista que se calificaba a si mismo como “La revista más audaz para el lector más inteligente”

El coco se me desborda, porque aún recuerdo los cabreos paternales cuando no conseguía completar el denominado “El Damero Maldito”, una especie de crucigrama, por lo visto, extremadamente exigente para quien osaba a enfrentase al mismo.

Será por eso, por las incógnitas que se ciernen sobre la política española y sus consecuencias para Canarias, por lo que me acuerdo de “El damero Maldito”, porque vaya usted a saber cómo va a acabar este puzle tan complicado de armar como es la gobernabilidad de este país con presupuestos prorrogados, con incógnitas a desvelar tras la constitución del Gobierno Catalán y la posible respuesta de los independentistas en Madrid retirándole sus apoyos o no al Gobierno de Coalición PSOE-SUMAR.

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Pese a todo, el mundo no se detendrá, pero sí corre el riesgo de frenarse la economía nacional y los contenidos de la Agenda Canaria que tienen carácter fundamental para la respiración asistida que precisan estas islas.

La enajenación mental político transitoria me produce cierto nivel de ansiedad, y aparte de mi padre, hoy me acuerdo de Dios, que descansó al séptimo día de acabar la creación del mundo, y de Pedro Sánchez y los cinco días que se cogió para reflexionar.

Yo quiero un convenio colectivo como el de Dios y Pedro Sánchez, que este país parece El Damero Maldito y hasta la Oficina Siniestra, que era otra sección de La Codorniz, la revista más audaz para el lector más inteligente, que caía en mis manos con nueve o diez años...Así estoy, sonado como una maraca.