Sobre las contradicciones en la tasa de pernoctación
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El trabajo de portavoz no es fácil. Hay que estar absolutamente al loro de todo lo que se cuece, y mantener una actitud prudente cuando no se sabe algo (o de algo). Ayer, el portavoz del Gobierno regional, Alfonso Cabello patinó ostensiblemente en sus declaraciones sobre la tasa de pernoctación. En su defensa podría decirse que no fue el único en resbalarse. Patinamos todos, al creer que Onalia Bueno se saldría con la suya planteando que la tasa municipal por pernoctación sea una decisión de los ayuntamientos. Sobre todo, porque eso parece lo más razonable, que sean los ayuntamientos quienes decidan y aprueben sus tasas. Por eso, respondiendo a preguntas de los periodistas, Cabello explicó que los cabildos y ayuntamientos tienen autonomía para decidir sus propias tasas a la actividad turística, y enfatizó que el Cabildo de Tenerife ya ha decidido cobrar a partir de enero por acceder al Teide y otros espacios naturales.
A Cabello le enmendó ayer la plana el presidente Clavijo, al asegurar que la implantación de la tasa a las pernoctaciones dependerá de lo que decidan los grupos de trabajo creados por la Conferencia de Presidentes de Cabildos y la consejera de Turismo. Clavijo no está ahora en contra de la tasa por pernoctación, también lo dejó claro ayer cuando dijo en sede parlamentaria que el Gobierno va a trabajar porque los dineros –más de 20.000 millones- que dejan los turistas se queden en Canarias, y remachó que eso incluye la tasa de pernoctación, que podría llegar a significar entre cien y doscientos millones de euros más de ingresos para las arcas públicas.
Lo que queda con todo esto algo en entredicho no es sólo la comunicación entre el Gobierno y su portavoz, también la posición de la alcaldesa de Mogán, que fue la primera en adelantar –probablemente en toda España- la intención de su municipio de establecer la tasa.