Opinión

Eso de escurrir el bulto

COMENTARIO CASTAÑEDA 23 ABRIL

03:02

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Ando un tanto descolocado apreciando la reacción política y de sus satélites a la manifestación del pasado sábado.

Unos insisten en el recordatorio de que el número de asistentes ni por asomo alcanzó las cifras registradas en anteriores convocatorias calificadas de históricas en nuestra Isla. Es decir, vuelve a primar lo cuantitativo por encima de los cualitativo.

Otros sitúan el perfil de los asistentes en una mayoría de jóvenes atrapados en la fogosa vehemencia propia de esa etapa de la vida previa a la madurez, fotografía que no coincide para nada con la mezcolanza social y de generaciones que algunos apreciamos en la concentración de la que hablamos.

Mientras que los políticos, casi de manera generalizada, se esmeran en la práctica del distanciamiento de sus formaciones de cualquier responsabilidad del desaguisado territorial y medio ambiental que ha dejado marcada a estas Islas de cicatrices por y para siempre insalvables.

Creo, modestamente, que se equivocan los partidos políticos de esta comunidad escurriendo el bulto de sus pasados cómplices con los agentes agresores de un territorio en el que durante muchos años pudieron pasarse las normativas y el sentido común por el arco del triunfo.

Da pena la imagen de los partidos políticos, unos esperando a que escampe, y otros intentando disfrazarse de lo que fueron incapaces cuando tuvieron las posaderas descansadas en la comodidad del poder.

Y ya para rematarla, un grupo de personas en huelga de hambre se apuntan a un martirologio sin sentido, por nadie solicitado, y carente de basamento legal para las demandas que formulan.

Aunque discrepo abiertamente de esta postura nacida, supongo, de una ocurrencia victimista, me preocupa la salud de estas personas que parecen desubicadas en el tiempo y en el espacio.

Pero también he de confesar, que me resulta increíble e inaceptable que este colectivo y sus terminales nerviosas apunten de nuevo a la realización de otra acción de protesta a las puertas de la casa privada del Presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo.

Me pregunto de qué naturaleza se cree revestida esta gente para organizar una protesta ruidosa o silenciosa a las puertas del domicilio privado de un político.

Y también me pregunto: dónde está la reacción de rechazo de las históricas plataformas ecologistas contra esta descabellada e injustificable acción carente de respeto, base y justificación alguna.

Esas organizaciones que nos convocaron a la manifestación y cuya llamada seguimos ya están tardando en dejar claro quién es quién en esta historia o quiénes son los falsos profetas.

 
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