Canarias mira de reojo al Sahel

Las Palmas de Gran Canaria

Las migraciones son un elemento usado con mayor frecuencia por algunas potencias como Rusia para presionar a occidente. No es el único factor desestabilizador al que recurre este país en su guerra híbrida, también la desinformación, y las alianzas con países vulnerables. Un nuevo contexto geopolítico que ha ido cambiando en los últimos dos años, también en el Sahel, la zona de tensiones más próxima a Canarias.

Laura Méndez, consultora en defensa y experta en cyberseguridad, advierte sobre el círculo de violencia armada, fragilidad y deslegitimación del Estado en esos países. Una situación que se retroalimenta con el crecimiento de la actividad de grupos extremistas como el Estado Islámico y filiales de Al Qaeda experimentada en los últimos años. El fracaso de las operaciones de occidente para neutralizar a estos grupos armados ha provocado un caldo de cultivo para la proliferación de golpes de estado en países como Mali, Niger o Burkina Faso. Una ausencia de estado que está siendo aprovechada por Rusia, cada vez más presente en esos territorios con el grupo de mercenarios Wagner combatiendo a esos grupos terroristas a cambio de acceder a recursos naturales.

"Canarias por su proximidad geográfica puede recibir una mayor presión sobre sus recursos, puede ser receptora de esas migraciones. También hay determinados elementos que en la actualidad pueden ser fuentes de conflicto en lo relativo por ejemplo a nuestras aguas o una merma de soberanía que de alguna manera puede empeorar si la situación de inestabilidad o inseguridad general empeora, o también peligrar alianzas con países vecinos", advertía en referencia a posibles conflictos con países vecinos cuyas relaciones por interés comercial o estratégico pudieran verse alteradas en función de las presiones que puedan surgir de los bloques cada vez más polarizados.

Esta analista alerta también sobre la elevada incertidumbre a la que se ve abocada la política global que puede reconfigurar nuevas alianzas internacionales y generar nuevos focos de tensión, como por ejemplo, una hipotética victoria de Trump en las elecciones presidenciales de estados unidos en noviembre. "Quien ostente la Presidencia de Estados Unidos es determinante en la propia seguirdad de la OTAN y puede, de alguna manera, reconfigurar ciertos espacios de poder. Nos encontramos en un renovado contexto de globalización, cada vez mayor, con cambios acelerados y eso representaría un factor desestabilizador con los frentes abierto que tiene Rusia con occidente", asegura.

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