Ciencia y tecnología

El que quiera lapas, que sean legales

En las islas están en peligro de extinción al no respetarse las vedas, según los expertos

Ejemplares de lapa negra y blanca

Ejemplares de lapas / Joana Vasconcelos

Las Palmas de Gran Canaria

Los restos en yacimientos arqueológicos atestiguan que desde los primeros pobladores de Canarias las lapas eran parte de su dieta. Sin embargo la sobrexplotación hace que corra peligro su superviviencia como especie en las islas de la Macaronesia, a pesar de los límites legales establecidos para evitarlo.

El Gobierno de Canarias ha implementado una veda impuesta para la protección de las lapas, que se extiende desde el 1 de diciembre hasta el 30 de abril, fechas similares a las de Madeira. Esta medida fue establecida debido a la disminución de las poblaciones de algunas especies objeto de la actividad marisquera, incluyendo la lapa o el mejillón. Además, se ha introducido una medida adicional que establece una talla mínima de captura para la lapa blanca (Patella aspera) y la lapa negra (Patella crenata) de 45 milímetros de longitud.

Rodrigo Riera, investigador del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria advierte que “la captura furtiva es una constante por parte de la población en general. Desde tiempos prehistóricos, las lapas han constituido un importantísimo recurso alimenticio, ya que es fácil encontrar ejemplares en los litorales rocosos bañados por aguas frías o templadas, donde más abundan las lapas y basta un cuchillo para su recolecta. Es una práctica extendida por la población a nivel privado, y parte de estos mariscadores no considera si el individuo recolectado tiene la talla mínima, incluso algunos restaurantes sirven lapas de pequeño tamaño al consumidor y, en ocasiones, se ofrecen fuera de temporada”.

Riera ha sido coinvestigador principal en el proyecto LAPACOM durante los últimos dos años, en un estudio dedicado a esta especie que ha estado liderado por la doctora Joana Vasconcelos, ligada también al instituto ECOAQUA de la ULPGC.

El trabajo de campo de LAPACOM se ha centrado en Madeira, explorando los ciclos vitales complejos en metacomunidades de las dos especies comestibles más comunes en el archipiélago: la Patella aspera (Lapa blanca) y la Patella ordinaria (Lapa negra). Su objetivo ha sido predecir escenarios futuros en ecosistemas afectados por la actividad humana y comprender el riesgo que enfrentan estos herbívoros, que se alimentan de algas al pastorear las rocas.

La preocupación de la ULPGC radica en el posible riesgo que las especies estudiadas en Madeira puedan enfrentar una amenaza similar a la que está sufriendo la lapa más vulnerable de las Islas Canarias, la lapa majorera (Patella candei). Esta especie, que alcanza el mayor tamaño entre las que se hallan en el archipiélago, se encuentra incluida en el catálogo nacional de especies amenazadas en peligro de extinción.

 
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