"No puedo olvidar ese olor": el duro testimonio del triturador de cayucos
Cientos de pateras y cayucos se acumulan en las costas de Canarias. A menudo son el único testigo de la pérdida de miles de vidas. Están abandonadas, como monumentos a la crueldad de una Europa que mira para otro lado

"Qué tristeza, no puedo olvidar ese olor": el duro testimonio del triturador de pateras
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Gran Canaria
En el polígono de Arinaga, en Gran Canaria, decenas de pateras aguardan su destrucción. Algunas tienen nombre, y con ello parecen también dotadas de personalidad. "Amal", "Ashma" o "Marzacán" son testigos del largo viaje que emprenden los migrantes hasta Canarias, desesperados, en busca de un horizonte habitable. Desgraciadamente, el presente de estas embarcaciones se parece mucho al futuro de ellos: abandonadas o directamente trituradas, como las ilusiones de casi cinco mil niños y niñas que acoge Canarias en absoluta soledad; ante la insolidaridad del resto de comunidades autónomas y el silencio absoluto de la Unión Europea. Las instituciones se apresuran en dar salida a sus esqueletos, con el objetivo hacerlas desaparecer lo antes posible. Sin embargo, antes de su desaparición definitiva, tienen que recorrer un largo y costoso viaje hasta llegar a la península.
El recubrimiento de fibra de vidrio que tienen la mayoría de estas embarcaciones no se considera peligroso, no obstante, los vertederos y ecoparques canarios no recogen los cayucos. Muy al contrario, deben ser trituradas por gestores de residuos que más tarde, las envían en contenedores a la península a bordo de grandes buques. Enviar una sola patera triturada a la península cuesta alrededor de 2.000 euros, y en cada contenedor viajan entre siete y quince embarcaciones. Tan solo en las últimas semanas, algunos de estos gestores de residuos han tenido que triturar hasta noventa embarcaciones en un solo día.

Una empresa gestora de residuos tritura a toda prisa las pateras / Cadena SER

Una empresa gestora de residuos tritura a toda prisa las pateras / Cadena SER
Las empresas de residuos trituran las pateras a la misma velocidad que Europa tritura las ilusiones de estos jóvenes: hacinados en centros de acogida, albergues improvisados, naves industriales y edificios no acondicionados ante la falta de recursos del Gobierno de Canarias. Bien lo sabe el presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, que recibió este mismo martes a pie de muelle la última embarcación. En El Hierro más de cien personas salieron del agua celebrando estar vivas; aunque muertas de hambre, de frío y de futuro. El primero en bajar se desplomó ante la mirada compasiva de los herreños. Esto está ocurriendo en Canarias, que es África y al mismo tiempo la última frontera sur de Europa, tierra de emigrantes y destino irremediable de la ruta migratoria más peligrosa del mundo: la Ruta Canaria. Sus instituciones y ciudadanos lanzan un grito de auxilio: "necesitamos ayuda urgente".
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"Sientes una impotencia total, el olor es nauseabundo: ¿Cómo pueden viajar hacinados ahí dentro?"
Joaquín Santana es una de las personas encargadas de gestionar los restos de las embarcaciones en Gran Canaria. "Recuerdo perfectamente la primera vez que vi una embarcación en Arguineguín, el olor nauseabundo que había allí me hizo pensar: ¿Cómo pueden viajar hacinados aquí dentro 180 personas? En una embarcación de 120 metros", explica Joaquín. "Se me quedó grabado ese olor, una mezcla de gasolina y aguas fecales, me pregunto cómo esa gente puede viajar en esas condiciones, es algo absolutamente lamentable, sientes una impotencia absoluta", lamenta.
El largo y caro viaje en barco desde Canarias hasta Alicante
En primer lugar hacen un trabajo de descontaminación. "Las pateras suelen llegar con restos de residuos orgánicos, aguas fecales, garrafas de gasolina, e incluso bombonas de gas en su interior", explica. Posteriormente, son trasladadas a un descampado en Arinaga, donde se trituran usando maquinaria pesada. "El problema que tenemos en Canarias es que ningún vertedero recoge estos residuos, lo que nos obliga a enviarlo a Acteco un gestor final que está en la península". El coste aproximado de destruir una patera de dieciocho metros en Canarias ronda los 600 euros, no obstante, al enviarla a la península el coste se dispara hasta los 2.000 euros.

Interior de una de las pateras / Cadena SER

Interior de una de las pateras / Cadena SER
Más de treinta pateras se acumulan en este momento en Arinaga, tras la destrucción de otras noventa. "Va a ser un trabajo constante. Lo más deseable sería abrir una celda de vertido donde pudiéramos depositar este tipo de residuos", explica Santana. El problema es que estas embarcaciones vienen impregnadas de fibra de vidrio. Aunque no se trata de un residuo catalogado como peligroso en la Unión Europea, existe una orden de la consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias que impide el traslado su gestión directamente en el Archipiélago.
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Transición Ecológica habla de una "catástrofe" en la gestión
El Gobierno de Canarias justifica esta orden explicando que no se produce una correcta separación de la fibra de vidrio y de madera. "Todos somos conscientes de la catástrofe que tenemos en materia de residuos en nuestro Archipiélago. La solución no puede ser enterrar los residuos", explica Ángel Montañés, director de Transición Ecológico del Gobierno de Canarias. Sin embargo, él mismo reconoce que enviar estos residuos a la península en un barco no es más ecológico. "No es más ecológico, ni más sostenible. Pero existen recuperadores de madera en Canarias y nadie se ha puesto en contacto con ellos para recuperar la madera de los cayucos, el 90% de esa madera se podría recuperar", critica Montañés.
Una posible solución sería que estas empresas, encargadas de discriminar la madera y la fibra de vidrio, pudieran reciclaran esa madera que ahora mismo se envía a la península y darle una segunda vida en los ecoparques canarios. Seguiría quedando un resto de fibra de vidrio cuya recuperación es imposible en Canarias, al no existir una masa crítica suficiente que justifique su puesta en marcha. Con esta solución, los volúmenes enviados a la península serían mucho menores. "Hay una parte que se podría recuperar si se hace la separación adecuada, pero el Gobierno de Canarias no es el encargado de gestionar el residuo, sino de autorizar qué tipo de residuo entra en cada complejo ambiental", concluye Montañés.
Dieciocho personas al día mueren intentando llegar en patera
Un total de 6.618 personas migrantes, -18 personas al día-, fallecieron el año pasado intentando llegar a las costas españolas, la mayoría de ellas, 6.007, en la Ruta Canaria. Otros 15 menores han arribado en las últimas horas a Gran Canaria y El Hierro en dos cayucos en los que viajaban 128 personas de origen magrebí y subsahariano. Esta semana se sobrepasó las 4.000 supervivientes en veinticinco días. Para llegar a esta cifra en 2023 hubo que llegar a finales de mayo. En los últimos cinco meses Canarias se ha colocado entre los siete con más llegadas desde que existen registros, un triste récord que ha dejado más de 5.000 muertos en menos de ciento veinte días.

Javi Rodríguez
(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena SER en Canarias desde el año 2009, apasionado de los...