Pienso, luego me deprimo

Pienso, luego existo dijo Descartes.

Me lo pienso dicen que dijo el Papa Francisco a la invitación cursada por la comitiva del Gobierno Canario que recientemente visitó el Vaticano y que le propuso al Sumo Pontífice palpar en nuestras islas el drama migratorio.

No se lo piense, hombre. Arrejálese pacá y súmese al grito solitario de Canarias ante la orfandad que sufre esta tierra donde moran esos niños sin padres, sin madres y sin padrinos, denominados menores migrantes no acompañados que algunos insisten en llamar MENAS demostrando que la sensibilidad la tienen a la altura del recto.

Otra semana más en la que no se constata movimiento esperanzador alguno respecto a la acogida de otras comunidades autónomas de estos hijos de la mar que sin saberlo son niños yunteros.

Mientras Europa presiona a Israel buscando su pláceme para la creación de un Estado Palestino, aquí abajo seguimos en la orilla del barranco gritando por una situación que solo encuentra respuesta en el eco de nuestras propias voces.

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Solidaridad dicen... Solidaridad era un sindicato polaco.

Lástima que ya no podamos contar con la influencia en el Vaticano de la voz de Paloma Gómez Borrero. Tal vez ella, sí hubiese conseguido que la paloma blanca se posara en esta tierra y la mirada del minutero de la actualidad informativa se hubiese detenido sobre esta marcha silenciosa que protagonizan estos niños y niñas que deambulan sorprendidos desmarcados de sus mapas de origen y procedencia.

Pienso, luego me deprimo. Mucho más, cuando la Dama de Hierro de Madrid se despacha acusando a los inmigrantes de hasta haber matado a Manolete.

Arrejálese pacá, hombre, y haga un exorcismo colectivo con esta manada de racistas que se arrodillan en la Almudena y a la que les sale el diablo por la boca cuando hablan de los diferentes.

Canarias, otra semana sola con los menores no acompañados. Suma y sigue.

23 de enero. Buenos días La Palma. Buenos días Tenerife.