"La escuela unitaria está abocada a desaparecer": se jubila una de las últimas maestras de La Gomera
Nieves Álvarez García se jubila tras 33 años de docencia. La mayor parte de ellos los ha pasado en la isla colombina. Es una de las pocas que han seguido ejerciendo en los últimos años, un tiempo complicado en el que La Gomera ha disminuido su población notablemente, sobre todo la relativa a los pueblos.
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Helena Sampedro sobre las escuelas unitarias en La Gomera en Hoy Por Hoy Tenerife
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San Sebastián de La Gomera
La realidad de las escuelas unitarias es compleja. No deja de ser un modelo educativo válido -niños de distintos niveles se juntan en una misma aula- y que solo recibe elogios por parte de la sociedad y la clase política, pero luego la imagen que deja su análisis y estudio es diferente. Se han vaciado progresivamente en las islas verdes, y en varios de estos centros, solo hay una maestra que atiende a todos los chicos. Con lo que ello conlleva, ya que -como decimos-, son personas de distinta edad (puede haber niños de Infantil y Primaria en una misma clase) y de diferente nivel educativo. Un duro trabajo que la hace estar pendiente de distintas generaciones. Oír llorar a un niño de 5 o 6 años, y atender las demandas de uno de 11 que tenga todas las inquietudes del mundo.
Ella es una de las "superheroínas" de la isla de La Gomera. Llegó en el curso 91/92, regresó en el 94/95, y desde el curso 97/98 se ha quedado a vivir de forma continua en la isla colombina.
Existen, en total, 6 escuelas unitarias en distintos pueblos. A ella le tocó vivir en Alojera, donde cada mañana acudía desde temprano a preparar el proyector y a ventilar las aulas. Su trabajo no solo aúna aprendizaje y cariño durante tantos años, sino también el pesar de lo burocrático. Un largo papeleo que acaba como puede, normalmente con horas extra en casa y los fines de semana. Todo ello, a pesar de que la Consejería de Educación haya apostado por los especialistas de las distintas asignaturas, que rotan y acuden de vez en cuando a los centros. Aunque se antoja insuficiente para una sola persona.
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Nieves Álvarez se marcha de la docencia tras 33 años dedicados a alumnos de distintos niveles. La escuela unitaria, según la profesora, se convierte en la mayor parte de los casos en el único baluarte de los pueblos gomeros. / Cadena SER
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Nieves Álvarez se marcha de la docencia tras 33 años dedicados a alumnos de distintos niveles. La escuela unitaria, según la profesora, se convierte en la mayor parte de los casos en el único baluarte de los pueblos gomeros. / Cadena SER
A pesar de lo duro que para Nieves ha supuesto dedicarse a la docencia en la isla, "en cuerpo y alma", afirma, la escuela unitaria aporta muchos beneficios para quien se dedica a ella, o para quien la ha experimentado en primera persona. Por ejemplo, para los profesores, "la soledad es lo peor", sobre todo en el caso de ella, que no ha tenido, en sus rutinas, a compañeros -a pesar de contar con un Colectivo de Escuelas Rurales, que la acompaña en el camino-. Pero la cercanía y el trato con los alumnos, "como sus hijos", cambian por completo su visión. El acompañarles en todas las etapas de la vida hasta que llegan a la ESO, les hace ser partícipe de recuerdos importantes.
"La soledad es lo peor", asegura Nieves Álvarez, una de las últimas profesoras que quedan en las escuelas unitarias de la isla colombina.
Otra ventaja es la educación, mucho más personalizada que en las escuelas convencionales. Las ratios, que normalmente está entre las 8 y las 10 personas en los centros unitarios de La Gomera, nada tiene que ver con las de los colegios públicos de Tenerife, por ejemplo, que se sitúa en más de 25 personas. Un aprendizaje -como decimos- cercano, atractivo, de calidad. Que promueva el escuchar al profesor, el empaparse de las enseñanzas, y en el que reine la paciencia, algo que los currículos de los grandes centros no poseen.
Las ventajas, dice Álvarez, no tienen remedio mientras se fomente el despoblamiento, el éxodo masivo de los pueblos gomeros. Algunas familias se han decidido a volver tras la crisis de la pandemia, queriendo alejarse de las restricciones más complicadas y de las aglomeraciones urbanas. Pero la gran mayoría se marcha a Tenerife, Gran Canaria, incluso a la Península. Para esta maestra dedicada, este despoblamiento vacía los centros unitarios, y los llevará a desaparecer con el tiempo.
"La Gomera vaciada", ese término que progresivamente se instala en los terrenos de Vallehermoso, Alojera o Agulo -por ejemplo-, cada vez se torna más peligroso. En los años 60 del siglo pasado, había más de 30 mil personas en la isla. Ahora residen 21600. Y se trata de una población envejecida. Sin niños, "los pueblos morirán", lamenta Nieves, que pide a las administraciones fomentar el trasvase de la ciudad al campo. El volver al sector primario, a la tranquilidad de la vida en el monte y en los pueblos, la vida en comunidad, y el aprendizaje de calidad por el que luchan estas maestras. Ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, poder respirar y sentir la magia que puede ofrecer esta tierra. Que vuelvan los niños. Así, volverá la vida a los pueblos de La Gomera.