0-0. Un Ibiza menor empata en Murcia

Ibiza

La UD Ibiza depende de si mismo para lograr el ascenso directo a Segunda División. El conjunto ibicenco está solo a tres puntos del liderato a pesar de que no ha logrado el triunfo en las seis últimas jornadas. Hasta aquí las buenas noticias para los optimistas antropológicos.

Todo lo demás genera muchas dudas e incertidumbre. Ver los partidos de la UD a estas alturas de temporada no es sinónimo de diversión. Sobre el campo se despliega un equipo menor, sin ritmo, sin desequilibrio, sin peligro ante el marco contrario. No se sabe a que juega el conjunto de Romo, porque solo con voluntad y ganas no se gana. El fútbol es ramplón, carente de ideas,lleno de imprecisiones, sin caminos para llegar a la portería contraría y así lograr la victoria se convierte en una misión imposible.

La versión más floja del Ibiza se ha visto este domingo en Murcia. La derrota ayer del Castellón podía dejarle a un punto de la primera plaza, pero en ningún momento se ha visto ambición y sobre todo sensación de equipo poderoso. El portero del conjunto murciano ha tenido uno de los encuentros más plácidos de la temporada. Sus guantes han atrapado un cabezazo flojo de Pepe en el primer tiempo y el resto de los minutos ha sido un espectador más.

El Ibiza parece un equipo pacato, incapaz de elaborar una jugada trenzada. Dos pases horizontales de los medios centros, entrega atrás a un defensa y patadón para arriba a ver si alguien la caza. Pero si el juego colectivo deja mucho que desear las individualidades deslumbrantes de la primera vuelta son ahora una sombra que deambula por el campo.

Monjonell, que debutaba con la camiseta celeste ha sido la gran novedad en el conjunto de Romo, junto con la presencia de Gallar como extremo zurdo. Sobre el papel, lo mejor de la plantilla en ataque, con Eugeni de enganche, Soko Y Gallar por los costados y Cedric de nueve. Cuando la pelota ha comenzado a rodar no se ha visto a ninguno más allá de alguna arrancada de Soko, sustituido en el arranque del segundo tiempo cuando parecía la única amenaza visitante..

El Ibiza, arrancó mejor, con presión alta, pero su comienzo alegre duró 10 minitos. El Murcia intentaba aprovechar las supuestas debilidades de Monjonell como lateral pero una y otra vez el central catalán desbarataba las arrancadas de Loren Barón, que intentaba agitar el juego local. El equipo pimentonero empezó a adueñarse de la parcela ancha con Pina asumiendo protagonismo y el Ibiza se fue diluyendo.

No había noticias de Gallar, no aparecía Eugeni, y Cedric esperaba lo que no llegaba: algún balón cerca del área. La UD perdía una y otra vez el balón porque todo eran pelotazos de los centrales. Nadie era capaz de llevar la manija en la medular. Así que el primer tiempo acabó con el Murcia forzando saques de esquina, pero tampoco creó una sola ocasión.

En el segundo acto, la cosa fue a peor. La vulgaridad en el juego ibicenco se acentuó. Romo intentó cambiar la dinámica pronto dando entrada a Suleiman y a Olabe, para tener algo de más posesión. Todo fue inútil, no había manera de dar dos pases, las entregas eran siempre erróneas, se perdían balones en situaciones comprometidas. Así que la pelota merodeaba una y otra vez el área ibicenca, aunque los centros laterales eran siempre bien solventados por los centrales Pepe y Escassi, de lo poco destacado en el choque de hoy, junto con el buen hacer de Tienza en tareas de contención y la solvencia de los dos laterales.

El conjunto ibicenco tuvo alguna fase del segundo tiempo con algo más de posesión pero su arsenal ofensivo se limitó a un cabezazo defectuoso de Suleiman y a un pase filtrado de Eugeni al que no llegó Gallar.

El Murcia que forzaba faltas laterales y saques de esquina recurrió a Pedro León en el tramo final del encuentro. Pero los locales tampoco están para tirar cohetes y su única llegada con cara y ojos acabó con un disparo de Vega a las manos de Reyent.

En el Ibiza había entrado Obolskii que tampoco tuvo balones y en los últimos compases Rubén Diez y Arroyo. Cambios que no cambiaron nada. Hubo un par de aproximaciones visitantes que acabaron en nada porque no hubo precisión en el último pase. El Murcia seguía a lo suyo, balones a la olla que sacaban siempre los centrales.

Así acabó otro choque decepcionante de un equipo que quiere, pero que a día de hoy da la sensación de andar perdido. Y quedan diez partidos para encontrar el camino.