El prior del Santuario de Lluc, investigado por presunto acoso laboral a una empleada

Palma

Veinte días de trabajo sin libranza. Horas extraordinarias sin retribuir y sin cotizar. Un trato humillante. El juzgado de instrucción número 1 de Inca investiga al prior del santuario de Lluc, el sacerdote Mariano Gastalver, por un presunto delito de acoso laboral a una trabajadora con quince años de antigüedad. El prior y el diácono del santuario han declarado este lunes como investigados por acoso laboral tras la denuncia presentada por una trabajadora en diciembre del año pasado.

En la denuncia, la empleada reclama por un presunto acoso laboral y la realización de horas extra mientras estaba en ERTE parcial durante la pandemia, en fraude a la Seguridad Social. Según explica en la denuncia, tanto ella como sus siete compañeros en las áreas de limpieza, recepción, mantenimiento y cocina fueron puestos en situación de ERTE parcial el inicio de la pandemia en marzo de 2020. Pasaron de trabajar 8 horas diarias a 4.

Horas no cotizadas

Sin embargo, a partir de junio de 2020 la carga de trabajo comenzó a incrementarse de manera exponencial. Se alcanzó el lleno del Santuario a raíz de una campaña de descuentos. Las limpiadoras, señala la denuncia, seguían en ERTE parcial teniendo que encargarse de las 120 habitaciones del reciento. El incremento de actividad llevó a la empresa a exigir la realización de horas extra al margen del ERTE, que tenían que anotar en una hoja separada. Unas horas que no cotizaron a la Seguridad Social.

Según expone la denuncia, ese mismo verano y ante el lleno del Santuario, el negocio turístico se extendió al convento de monjas franciscanas. Un edificio con 33 habitaciones propiedad del Obispado de Mallorca del que también se tuvieron que hacer cargo con un nuevo incremento de las cargas de trabajo.

Como ejemplo, la mujer sostiene que en octubre de 2021, en la víspera del Puente del Pilar, estuvo trabajando sin librar ningún día durante veinte días seguidos sin interrupción, sufriendo comportamientos humillantes. La trabajadora habla de una situación insoportable, con amenazas de represalias si no hacía su trabajo. Señala que los cambios repetidos de planificación, el goteo continuo de reproches, los menosprecios y las humillaciones menoscabaron su integridad física y moral. En noviembre de 2021 la denunciante comenzó una baja por ansiedad generalidada por acoso laboral y un año después recibió una carta de despido vía burofax.

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