Los buñuelos: un dulce arraigado en la tradición mallorquina

Palma

Patata, agua, harina y una pizca de levadura. Estos son los únicos ingredientes necesarios para preparar los buñuelos de la manera más tradicional en las Islas. Al menos así lo dice Xisco Busquets, propietario de Bunyols Boníssims, uno de los puestos callejeros más antiguos y emblemáticos de Palma y donde en ocasiones se forman grandes colas para conseguir un bocado del dulce más tradicional de Mallorca en el mes de octubre.

A pesar de que cada temporada es diferente, siempre hay un día concreto en el que se forman colas kilométricas para comprar una ración de buñuelos calientes: el 21 de octubre, el día de les Verges. Y es que desde hace muchos años se trata de una fecha con mucho arraigo cultural en el que las mujeres ofrecían buñuelos a los chicos que iban a cortejarlas a sus casas. Se trata de una tradición que perdura todavía a día de hoy en los colegios.

El frenesí de compras de buñuelos suele terminar, dice Busquets, alrededor del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, cuando todavía es tradicional comer los dulces después de honrar a los fallecidos. Después siguen abiertos, hasta febrero, pero al igual que la receta de los buñuelos, su consumo aún sigue anclado en la cultura popular y los mallorquines aún continúan formando largas colas cada 21 de octubre para comer Bunyols de les Verges.