Historia de un desencuentro
La relación entre Vivas y Jarabo era inexistente desde hace meses y se limitaba a lo estrictamente necesario. Fuentes del partido afirman que la concejala tenía bloqueados a varios miembros del partido.
La regidora de Justicia social, Sonia Vivas / Rueda de prensa
Palma
El desencuentro de los concejales de Podemos en Palma viene de lejos. La distancia se ha ido cultivando semana a semana desde el arranque de legislatura. Fuentes del partido en la capital explican que la relación de la concejala de Justicia Social, Sonia Vivas, con su compañero de partido Alberto Jarabo estaba tocada desde hace meses. La comunicación entre ambos en los últimos tiempos estaba totalmente rota y era inexistente.
Lo mismo ocurría, explican, con los miembros de otras formaciones de la corporación municipal, con los que Vivas no se dirigía la palabra. No así con el otro concejal de Podemos, Rodrigo Romero, con quien la edil hizo pinza dejando en minoría a Jarabo, que ha perdido el control del grupo municipal. El portavoz del Consistorio ha quedado en minoría frente a los dos concejales díscolos a los que se enfrentó precisamente por la celebración de la Palma Pride Week. Jarabo intentó paralizar el proceso y Vivas lanzó su primer órdago amenazando con dejar al equipo de gobierno en minoría en una carta que remitió al alcalde.
La situación entre los concejales se fue deteriorando desde el inicio de legislatura a pesar de que Vivas fue una apuesta personal de Jarabo, quien le propuso sumarse a la lista en la capital balear. La distancia entre ambos se creó tras un goteo continuado de desencuentros que acabaron con la relación. Fuentes municipales lo atribuyen en buena parte al carácter de la edil, que le ha llevado a bloquear a muchos de sus compañeros en las redes sociales desde hace meses. Vivas fue además la concejala que más se ausentó en las Juntas de Gobierno del último año y se ha ido apartando de la primera línea, dedicada a escribir libros de autoayuda que generaron sorpresa en la corporación municipal y anunciando su salida de la política cuando termine la legislatura. Hace unos meses destituyó al que era su mano derecha, el director general LGTBI, Alberto Rosauro.
Las relaciones con las entidades que trabajaban con la Concejalía se fueron deteriorando por problemas como el que tuvo con Ben Amics, que afirma que la edil les vetó porque se negaron a publicitar una sentencia por un asunto personal en el que resultó absuelta. La organización de la Palma Pride Week, con la oposición de las entidades del sector y de los socios de Més per Palma, ha sido la gota que ha colmado el vaso.
