Capítulo 9. Serie Menorca talayótica

Hoy, en nuestro penúltimo episodio, viajamos en el tiempo, pero esta vez no para explorar la prehistoria, sino para recorrer el largo camino que ha llevado a Menorca talayótica a ser reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial. Un viaje que no solo ha sido arqueológico, sino también diplomático, cultural y social.

El trayecto comenzó hace más de 14 años, en 2009, cuando el Institut Menorquí d’Estudis propuso por primera vez que Menorca talayótica fuese reconocida como Patrimonio Mundial. Al año siguiente, el Pleno del Consell Insular aprobaba por unanimidad iniciar los trámites para conseguir la declaración, y poco después se iniciaba la redacción del expediente. El hecho de que la iniciativa se aprobara con el apoyo de todos los grupos políticos fue clave para conseguir mantener el interés por el proyecto, pese a los sucesivos relevos ocurridos en el Consell a lo largo de la candidatura.

Los primeros pasos fueron lentos, centrados en la recopilación de datos sobre los yacimientos. Se trataba de crear un dosier sólido que convenciera a los evaluadores de ICOMOS de la conveniencia de inscribir a la Menorca Talayótica en la lista de Patrimonio Mundial.

Pero ese esfuerzo no fue solo de las instituciones. Muchos sectores de la sociedad menorquina se implicaron en el proyecto, conscientes de la importancia de proteger y promover su patrimonio. Se organizaron eventos, exposiciones y visitas guiadas para sensibilizar a la población local y turistas, por igual, sobre la relevancia de este patrimonio único.

El trabajo no se empezó desde cero: Menorca cuenta con una larga tradición de estudio de la prehistoria, que puede remontarse hasta el pionero trabajo de Joan Ramis i Ramis, de 1818, titulado “Antigüedades célticas de la isla de Menorca”. Las diversas excavaciones realizadas durante las últimas décadas del siglo XX, que se multiplicaron en número a principios del siglo XXI, proporcionaron una enorme cantidad de datos con los que construir un expediente que recibió la aprobación de los técnicos del Ministerio de Cultura.