El Sporting no sale del lío
La derrota ante el Albacete (0-2), entre polémica y ruido, mantiene al equipo en una dinámica pesa

Nacho Martín se lamenta ante una decisión del árbitro Muresán Muresán. / LaLiga

Gijón
De tanto mirar a los árboles, el Sporting se ha olvidado de los bosques. De tanto vender la moto sin ruedas de una remontada histórica, el equipo y algunos en el entorno no se dieron cuenta de que el peligro de los de abajo acechaba. De tanto insistir en que al equipo solo le faltaba un punto de fortuna se ha pasado a asumir la realidad de que a este Sporting le faltan muchas cosas para ser verdaderamente competitivo. De tanto empezar a hablar del futuro (que si la renovación de Albés, que si el destino de Nacho Méndez, que si Olaetxea, que si el adiós de Cote..) el presente, preocupante, ha pasado a un segundo plano. Y mal haría el Sporting en recrearse durante la semana en el sin duda esperpéntico arbitraje que sufrió ante el Albacete, que evidentemente enfada y traerá consecuencias, porque entonces no se centrará en los errores propios y en una situación que sigue siendo complicada. Que solo la derrota del Eldense evite que la situación sea angustiosa es una muy mala noticia.
Les costará a los sportinguistas olvidar lo vivido en El Molinón este 23 de marzo. Ya no (que también) por la derrota ante el Albacete, que ya ha superado a los rojiblancos en la tabla y que prolonga una racha insoportable de mes y medio sin ganar un partido. Ni tampoco por el polémico arbitraje que derivó en dos penaltis en contra del Sporting, tres expulsiones, la interrupción del partido por el lanzamiento de objetos y una nefasta aplicación de los protocolos, que tocó techo cuando la misma jugada fue revisada dos veces para acabar expulsando a Yáñez. Además este domingo fue el día en el que el bondadoso Molinón, harto de serlo, cambió su actitud, aunque fuera en momentos puntuales. Fue el día en el que, por primera vez, se discutió sonoramente a Rubén Albés (hasta ahora libre de polvo y paja) por el cambio realizado tras la expulsión de Róber Pier; aunque fue puntual, hacía tiempo que no se escuchaba un bramido tan potente de la grada contra un entrenador local. Y también fue abroncado Nacho Méndez, en su caso por decir la verdad (aunque probablemente en un momento inadecuado). No fue ni mucho menos El Molinón una caldera, pero quizás asistamos a un cambio de clima, con la ruptura de la bonhomia y el aplauso permanente. Aunque el jolgorio que se montó durante la suspensión temporal del partido, explicable por la desesperación de la grada, da que pensar. Porque el Sporting, tanto este año como en un futuro próximo, tiene mala pinta.
El equipo no superó el test de presión que era el encuentro contra el Albacete. Si bien es verdad que todo el plan de partido se desmoronó a los quince minutos. Otra calamitosa acción de Rober Pier (una más) dejó al Sporting en inferioridad numérica. El central gallego midió mal en un balón largo, permitió que Martón le ganara la espalda y reaccionó con una patada en el pecho del jugador del Albacete. El árbitro lo sancionó inicialmente con amarilla, pero desde el VAR le advirtieron: Róber Pier era el último zaguero y Martón iba camino de la portería. La conclusión: la amarilla se convirtió en roja y el Sporting quedaba en una situación extrema. La sobrevaloración de Rober Pier como líder de la defensa y heredero de los galones de Insua ha sido uno de los errores más evidentes de la planificación de esta temporada.
Lo que pasó a continuación sorprendió, por revelador y poco habitual. El Molinón respondió airado a la reacción de Rubén Albés para arreglar la situación: retirar a Nico Serrano para dar entrada a Pablo García. La bronca fue severa. El público no entendió que estando en el campo un jugador como Caicedo, cuya aportación al equipo es prácticamente nula, el elegido fuera el futbolista cedido por el Athletic, llamado a marcar la diferencia. El propio Serrano se retiró del campo con cara de pocos amigos.
Con todo, el Sporting pudo irse al descanso con ventaja. Caicedo marcó de cabeza a centro de Dubasin, pero el fuera de juego del ecuatoriano era evidente. Unos instantes antes Rubén Yáñez había intervenido decisivamente para enviar a corner un buen disparo de Fidel.
Como las desgracias nunca vienen solas, cuando la primera parte ya agonizaba y parecía que el Sporting podía resistir al menos hasta el descanso, un rigurosísimo penalti de Maras que Muresan Muresan tuvo muy claro acabó transformándose en el 0-1 para el Albacete, gracias un disparo imparable de Morci. A perro flaco, todo son pulgas. No tuvo la misma clarividencia el colegiado para señalar penalti en la segunda mitad, en una acción sobre Dubasin.
A la tarde le quedaban dos alternativas: remontada épica o desastre. El ambiente estaba enrarecido desde el principio y más se crispaba a medida que se sucedían los acontecimientos.
Como El Molinón le había tomado la matrícula y el luanquín no estaba teniendo una buena tarde, Albés decidió sustituir al descanso a Nacho Méndez y dar entrada a Gelabert, para darle al equipo más profundidad. Tanto él como Dubasin intentaron echarse el equipo a la espalda en la segunda parte, compitiendo de tú a tú por momentos con el Albacete, hasta que la situación derivó en locura generalizada.
Llegaron momentos de apuro para el Sporting con varias aproximaciones del Albacete, aunque hay que aplaudir lo bien que tiró la línea el equipo rojiblanco, que hasta en cuatro ocasiones dejó en fuera de juego a los delanteros manchegos. Parecía que el equipo gijonés podía salvar al menos un punto, que dadas las circunstancias hubiera sido muy valorable. La expulsión de Meléndez que igualaba las fuerzas (también corregida en el VAR la amarilla por una roja) alimentó la esperanza. Hasta que llegó otra jugada polémica: el controvertido penalti de Yáñez sobre Higinio, al que el portero arrolló sin poder evitarlo cuando el balón ya se perdía por la línea de fondo. El gravísimo error de todo el equipo arbitral, teniendo que parar el partido dos veces para rearbitrar la misma jugada y acabar expulsando a Yáñez, debería generarles a Muresán Muresán y a Caparrós Hernández una severa sanción. Y, por otro lado, maldita la hora en la que Yáñez decidió, unos minutos antes, alejarse a 40 metros de su portería para ir a protestar una falta, que le generó la primera amarilla.
Campuzano se puso de portero y a punto estuvo de detener el disparo de Higinio, que sin embargo marcó. En la celebración cayeron de la grada varios objetos. Tras advertirlo por megafonía, el árbitro aplicó el protocolo y envió a los dos equipos a la caseta durante un cuarto de hora. Lo que le faltaba al partido. Lo que le faltaba al Sporting.
La situación empieza a ser crítica. El Sporting no le gana a nadie y, más allá del ruido y las polémicas, cada día es un equipo menos competitivo. A Rubén Albés se le ve nervioso, poco lucido y el público de El Molinón empieza a mostrar públicamente unas dudas razonables. El proyecto, si es que existe, se desmorona. El colchón de seis puntos sobre el descenso da la posibilidad de, por ahora, dormir moderadamente tranquilos, pero o hay reacción o la situación puede complicarse. De lo que ocurra la temporada que viene, mejor no hablar de momento, para no tener pesadillas. Primero, a salvarse. Es la triste realidad.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...