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El Sporting se hunde en la segunda parte (y en la tabla)

Los rojiblancos vuelven a empatar (1-1), esta vez frente a un Racing al que pudieron sentenciar en la primera parte

El jugador del Sporting Nico Serrano lamenta una ocasión desperdiciada ante el Racing de Santander. / LaLiga

El jugador del Sporting Nico Serrano lamenta una ocasión desperdiciada ante el Racing de Santander.

Gijón

La tarde de las emociones acabó en resignación sportinguista. Después de pasar por todos los estados de ánimo posibles antes y durante el partido, el Sporting acabó consiguiendo un empate que le acerca a la permanencia pero que vuelve a dejar patente que este equipo no puede aspirar a más porque es incapaz de ganarle a casi nadie desde hace tres meses. Ni marcando a los dos minutos y protagonizando una primera parte extraordinaria el Sporting fue capaz de ganarle a un Racing que en la segunda parte dejó en evidencia al equipo gijonés.

Vuelve a quedar claro que este Sporting es capaz de lo mejor y lo peor, incluso con un margen de quince minutos entre uno y otro. De una primera parte ilusionante, de claro dominio rojiblanco, vibrante, con ocasiones y en la que solo faltó sentenciar, el equipo pasó a una segunda mitad catastrófica, mal gestionada tanto en el césped como el del banquillo, con decisiones cero ambiciosas, poco explicables y, desde luego, nada fructíferas.

El empecinamiento de Albés en mantener la figura de puntual tercer central, con Diego Sánchez como lateral, está perjudicando al equipo. El mejor central (posiblemente) de este Sporting no da el mismo rendimiento en la banda. Rober Pier sigue sin dar solidez al centro de la defensa. Y todo se descompensa. Los cambios de Albés, acabando con un doble lateral izquierdo (sin dar minutos a Cote) y sustituyendo a Guille Rosas por Kevin Vázquez por una cuestión de mera rotación (sin lesión de por medio) ni benefició al equipo ni gustó a la afición, que por primera vez mostró descontento hacia la figura del entrenador. No agotar los cambios, una vez más, tampoco tiene mucho sentido.

Y eso que el inicio había sido muy prometedor. El equipo pareció contagiarse del ambiente previo, en un Molinón con la piel de gallina por el homenaje a Miguel de las Cuevas y el sentido recuerdo a Javier Dorado. A los dos minutos de partido, la fiesta se prolongaba. Víctor Campuzano intentó un disparo inverosímil desde la frontal, que como cabía esperar rebotó en el defensa que tenía justo delante. Tuvo el Sporting la fortuna de que ese balón salió repelido hacia la banda, donde Guille Rosas lo convirtió en un gran centro y Dubasin, con un espectacular remate de cabeza, en el primer gol del partido. La celebración fue triple: hubo pingüinazo, pero también anuncio de ampliación de familia y, por supuesto, dedicatoria a Cote, que estaba en el banquillo.

El Sporting, ese al que es evidente que le faltan delanteros (Campuzano sigue demostrando que solo funciona como revulsivo), pudo dejar el partido sentenciado a poco que Nico Serrano hubiera elegido bien en alguna de las que tuvo. No fue el caso. Mucha verticalidad; poco acierto.

Con el 1-0 se llegó al descanso. El dominio había sido absoluto. La grada incluso se había divertido, con algunos minutos fenomenales de fútbol y emoción. El miedo era el de siempre: que por perdonar, el Sporting lo pagara. Y así fue.

José Alberto, consciente de que a su equipo lo estaban superando claramente, movió ficha. Hizo dos cambios al descanso. El Racing mandó desde el primer minuto de la reanudación, aunque en uno de los pocos acercamientos del Sporting a Dubasin se le fue ligeramente alto un balón que picó sobre el portero tras una buena combinación con Nico Serrano.

Pero se veía venir el gol del Racing. Fue Andrés Martín, un jugador de otra categoría, el que tras una buena jugada por la izquierda acabó recibiendo solo un balón casi en el punto de penalti. Error defensivo absolutamente imperdonable. El jugador del Racing no perdonó. Y el partido, para sorpresa de casi nadie, se equilibró.

El Racing fue mejor en toda la segunda mitad, aunque el Sporting volvió a perdonar un par de ocasiones para llevarse una victoria que mantuviera una cierta ilusión. A Campuzano se le fue alto un remate de cabeza y Juan Otero cometió otro error de esos que no se pueden permitir a un delantero: un regalo en forma de pase de Dubasin que le dejaba solo ante el portero rival y que el colombiano marró.

Es curioso: el Sporting está hoy más cerca que ayer del playoff (ahora a diez puntos), pero el número de soñadores que creen en una remontada teóricamente utópica se reduce a la mínima expresión, porque el tiempo se agota, el equipo no gana casi nunca y los mimbres dan para jugar bien un rato y tirarlo todo por la borda al rato siguiente. Pero no hacía falta un delantero.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 

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