La emoción de Cote en el anuncio de su despedida: "No es fácil, pero es la decisión correcta"

Gijón

La emoción desbordó este miércoles la sala de prensa de Mareo. Ni siquiera había empezado el acto en el que José Ángel Valdés iba a anunciar que, al término de esta temporada, colgará las botas cuando el protagonista ya había empezado a llorar. Fue al ver a todos sus compañeros, el cuerpo técnico, auxiliares y personal del club acceder al Espacio Leli Rubiera para arroparle en el momento de anunciar una decisión "difícil, pero que es la correcta". A su lado, el presidente ejecutivo David Guerra, que confesaba su "sorpresa" cuando 'Cote' le comunicó su decisión hace unos días y que abría las puertas al homenaje "que se merece".

El capitán del Sporting dejará el fútbol a los 35 años por una cuestión más mental que física: "Es lo que siento. Físicamente estoy bien; no tengo lesiones. Pero si no estás al cien por cien de tus capacidades, sobre todo mentales, no puedo representar a este club, que se merece algo mejor. Cada uno tiene que saber cuándo llega su final", explicaba un José Ángel muy emocionado.

Su familia fueron los primeros en conocer una decisión que él ya tenía clara. "¿Cómo lo vas a dejar? ¡Estás loco!", cuenta que le respondió su mujer. La reacción fue similar en todo su entorno, con una excepción: su abuelo. "Tiene muchos años, pero una cabeza muy bien amueblada. Fue quien mejor lo entendió y luego supe que también ayudó a otros a entenderlo", explicaba el de Roces.

José Ángel pone fin a una extraordinaria carrera, que le hizo debutar con el primer equipo del Sporting en el año 2008, antes de ser traspasado a la Roma de Luis Enrique. Pasó por otros equipos grandes como el Oporto de Lopetegui, la Real Sociedad, el Villarreal, Osasuna o el Eibar; en este último equipo coincidió que asegura que más le marcó, a pesar de las televisadas broncas que recibía durante los partidos: José Luis Mendilibar. En 2022 volvió a cruzarse en su camino su equipo de toda la vida y no lo dudó: volvió al Sporting, con el deseo de cumplir un objetivo que se le ha resistido: el ascenso a Primera desde dentro.

No sabe qué será de su futuro; prefiere centrarse en lo que queda de temporada y, posteriormente, tomarse un tiempo de desconexión. Sí tiene claro lo que no será: entrenador. "No me veo. Es una profesión muy difícil: tienes que controlar a veintipico tíos, cada uno de su madre, con personalidades diferentes". Admite que, por su amor al Sporting, podría seguir vinculado de alguna forma al club, aunque aún no se ha producido ninguna conversación en ese sentido. David Guerra, sentado a su lado, dejaba las puertas abiertas.

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Preguntado si por su cabeza había pasado la opción de jugar algún año más en un destino exótico (y bien pagado) Cote fue Cote: "No me gustan los aviones". Sus compañeros, los mismos que le ovacionaron durante más de un minuto, se partían de risa. Después, tras posar junto a su capitán, le mantearon. El sábado será El Molinón quien podrá mostrarle su cariño.