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El Sporting rescata un punto que sabe a poco

Los rojiblancos no pudieron pasar del empate a uno con el Almería pese a su dominio inicial y su superioridad numérica final

Momento del penalti a Dubasin durante el Sporting - Almería. / LaLiga

Momento del penalti a Dubasin durante el Sporting - Almería.

Gijón

Pasito a pasito, el Sporting no llegará a ninguna parte que no sea la permanencia. Fue decir Rubén Albés que su equipo no podía permitirse muchos empates y encadenar tres consecutivos. El último, ante el Almería, vuelve a dejar un enorme poso de frustración: porque es insuficiente, porque el equipo fue mucho mejor que su rival al principio del partido, porque acabó con uno más sobre el terreno de juego y porque tuvo un ataque de furia al final en el que, en condiciones normales, un equipo es capaz de marcar un gol. Pero este Sporting inepto en ataque, incapaz en la definición, que solo fue capaz de marcar de penalti en un partido en el que tuvo decenas de llegadas (o al menos aproximaciones) al área rival, no da para más. Al olmo no se le pueden pedir peras ni a este Sporting goles. Y, sin gol, en el fútbol no se va a ningún sitio.

Al equipo no se le puede negar la intención, y menos en este partido. Dio todo lo que da, pero sigue siendo insuficiente. Tuteó al Almería y de hecho le pasó por encima en unos primeros minutos en los que ya tenía que haber marcado algún gol. Pero resulta desesperante. ¿De qué vale arrollar al Almería durante 25 minutos si marcar un gol es una misión imposible? ¿De qué sirve botar ocho saques de esquina en la primera media hora si no eres capaz de rematar ni uno? ¿De qué vale encerrar a tu rival si se queda en nada? ¿Para qué todo el trabajo defensivo si un error garrafal de Yáñez, capaz de lo peor y lo mejor en el mismo partido, pone por delante al Almería? ¿Y de qué sirve jugar con uno más casi un cuarto de hora (incluyendo el descuento) si la gestión de los últimos minutos es desastrosa, con mucho corazón (eso siempre) pero muy poca cabeza?

El aplaudido inicio de partido del Sporting fue un quiero y no puedo. El equipo salió en tromba, con una presión asfixiante, pero sigue yendo a la guerra con balas de fogueo. Mucha llegada, mucho uy, mucho balón al área, mucho balón paseándose por delante de la línea de gol sin encontrar rematador y muchos nervios en los jugadores del Almería, horribles en la salida de balón, pero ni un gol y pocas ocasiones de verdad. Si acaso la que tras pasar por las botas de Gelabert y Caicedo acabó con Dubasin escorándose demasiado y haciéndosele de noche.

De hecho la parada más meritoria de Maximiano llegó de rebote: una falta botada por Dubasin que se desvió al golpear en la barrera. Veinte minutos de absoluto dominio rojiblanco, de cero reproches al esfuerzo y a la voluntad, pero con nula productividad.

El Almería se cansó de sufrir. Empezó a jugar. Y he ahí la diferencia: de la nada sacó un disparo al larguero (de Robertone, desde fuera del área), una ocasión clara en la que Yáñez, sobre la línea, evitó con un paradón el gol de Luis Suárez y la cruz de la actuación del portero rojiblanco: el error clamoroso en un control, que le puso en bandeja el tanto a Luis Suárez.

Corrigió Rubén Albés lo que parecía un error claro: la posición de Diego Sänchez. La banda izquierda con él de lateral y Nico Serrano de interior no funcionaba; de hecho era un auténtico coladero. Albés reclutó a Pablo García, devolvió a Diego Sánchez a un centro de la defensa donde está absolutamente consolidado y sacrificó a Róber Pier. Nico Serrano, aunque tampoco aportaba absolutamente nada, siguió en el campo.

Gelabert y Dubasin decidieron echarse el equipo a la espalda. Y entre ellos empezaron a generar cosas. Al palentino se le quedó un poco largo un pase que dejaba al Pingüino solo delante de Maximiano. Gelabert pidió penalti en un claro pisotón, pero faltaban unos centímetros para que estuviera dentro del área. Y siendo tan veloz como listo, Dubasin forzó el penalti que acabaría permitiendo al Sporting marcar un gol, cosa que no había hecho en los dos partidos anteriores. En los dos últimos partidos Caicedo ha matizado sus estadísticas y se ha mostrado participativo y luchador, pero no parece la solución a la falta de gol del equipo.

Los últimos minutos fueron una locura. El Sporting pudo ganar, como pudo perder. Yáñez enmendó su error con varias intervenciones de mérito, dos de ellas en la misma acción, con un larguero de por medio. El Almería llegó a marcar, pero el tanto fue anulado por fuera de juego previo de Luis Suárez. A renglón seguido Gaspar, que había sustituido a Nico Serrano, disparó desde fuera y obligó a intervenir a Maximiano. La expulsión de Kaiky ampliaba las opciones del equipo gijonés, pero este jugó con más corazón que cabeza, apremiado por una necesidad que sigue siendo enorme y, según la historia y la estadística, irremontable.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 

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