El Sporting rescata un punto del derbi más largo de la historia
El tanto de Gelabert igualó al de Hassan en un partido muy intenso pero con pocas fases de buen fútbol
Oviedo
El derbi más largo de la historia, condicionado por la interrupción de quince minutos por el lanzamiento de cartulinas al césped, acabó en un empate a uno posiblemente justo y que, aunque no les satisfizo, tampoco dejó con el morro torcido a ninguno de los contendientes. Los dos equipos terminaron el partido con la sensación de que pudo haber sido mejor, pero también peor. El Oviedo mantiene la ventaja con respecto a su eterno rival y el Sporting suma un punto fuera de casa, encadena su quinto derbi seguido sin perder (récord histórico) y confía en que el empate sirva como punto de inflexión. Y como en el fútbol el orden de los factores sí altera el producto, acabar empatando un partido que estabas perdiendo siempre deja mejor sabor de boca.
Fue un derbi de manual, salvo alguna fase esporádica: pasaron muchas cosas pero hubo muy poco fútbol. Nada en los primeros 38 minutos, que fueron un festival de pelotazos, choques y piques. Incluso lesiones, como la de Curbelo, que no levanta cabeza. Reclamó el Sporting un posible penalti sobre Olaetxea, que ni el árbitro ni el VAR vieron. Y muy poco más. Curiosamente lo mejor que le pudo pasar al partido fue la interrupción por el lamentable lanzamiento de cartulinas por parte del público, que llevó al árbitro a (cumpliendo el protocolo) advertir primero y parar el partido después. Se activó el Sporting tras ese inesperado parón, ofreciendo su mejor fútbol en ese tramo final de la primera parte. Por fin el balón paseó por el césped y dejó de volar, cayendo en varias ocasiones
Sin embargo, el Oviedo se guardaba una bala en la recámara. Salió Hassan y, como suele pasar, se cumplió la ley del ex. Marcó en el primer balón que tocó, en una jugada en la que buena parte del mérito fue de Alemao, que protegió un balón como sabe hacerlo y vio perfectamente la entrada de su compañero por el rabillo del ojo.
Se quedó el Sporting un tanto ojiplático, pensando con lo poco que le estaba ganando el Oviedo. Y tuvo suerte el equipo gijonés, porque Hassan, crecido, le puso a Portillo un balón que podía haber sido la sentencia. También la tuvo Alemao, obligando a Yáñez a hacer un paradón. No fue la única intervención de mérito del portero rojiblanco, que tuvo una buena noche.
El partido reclamaba cambios, pero no tenía Albés grandes argumentos en el banquillo para cambiar el partido. Apostó por Otero, que llegó al partido de milagro, antes que por Caicedo a su cien por cien, lo cual vuelve a dejar en evidencia el erróneo fichaje del ecuatoriano. Queipo sustituyó a un Gaspar que sigue lejos de su mejor versión, aunque fue un mero cambio de piezas.
Pero una vez que superó el shock del gol, el Sporting mejoró. El marcador era injusto. Y la justicia la aportó Gelabert, que lograba el empate en el minuto 78 a pase de Dubasin y tras una pérdida de balón de Hassan.
En el tramo final lo intentó un poco más el Oviedo, aunque llegó un punto en el que ambos asumieron que el empate no estaba tan mal y que no merecía la pena correr riesgos innecesarios. Al final, un partido que no pasará a la historia (salvo por la interrupción) y que cumplió con el manual del buen derbi: más intensidad que fútbol, poco espectáculo y reparto de puntos. La temporada que viene, más. O no, quién sabe.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...