Fútbol

El Sporting reacciona en Anduva y se mantiene en la lucha

El triunfo en Miranda de Ebro (1-3) permite al equipo gijonés seguir enganchado a la pelea por el playoff y acaba con una pésima trayectoria a domicilio

El Sporting celebra la victoria en Anduva frente a la 'Mareona'. / RSG

Gijón

Bien está lo que bien acaba. Y esa máxima se puede aplicar tanto a la temporada del Sporting (que gracias a la victoria ante el Mirandés, sigue con posibilidades de acabar bien) como al propio partido de Anduva, en el que el equipo supo reponerse de una situación comprometida para conseguir un triunfo que resultaba de obligado cumplimiento. Porque ganar en Miranda de Ebro, más que darle al equipo ningún salto de calidad, era condición casi indispensable para no desengancharse de la zona alta. Una jornada menos y el Sporting sigue en la pelea. El triunfo sirve además para acabar con el fantasma de los viajes y para recuperar el colchón que hasta ahora concedía El Molinón y que se había agrietado con la derrota ante el Racing de Santander. El partido dejó varios nombres propios, como el de Rubén Yáñez, interceptador de un penalti que podía haber sentenciado al equipo, o el de Mario González, autor del tercer gol, el primero en su etapa como rojiblanco, y un jugador que sigue mostrando buenos fundamentos técnicos, lo cual no disculpa su escasa aportación en sus primeros dos meses y medio como jugador del Sporting. Pero, sobre todo, el de Nacho Méndez, autor de su primer doblete en el fútbol profesional; el mismo que hace unos días era pitado por parte de su propia afición a la hora de ser sustituido. Aplaudir o pitar son derechos fundamentales del aficionado, pero este no siempre tiene por qué tener razón: reprochar un mal pase o una ejecución fallida forma parte de la normalidad del fútbol; aprovechar un cambio para abroncar a un futbolista que (con altos y bajos) está ofreciendo mucho más rendimiento que otros con mejor cartel parece injusto e inconveniente. Por lo que se ve, Nacho Méndez ya ha hecho callo.

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La victoria no fue, ni mucho menos, un camino de rosas. Todo lo contrario. El Sporting se vio, en un momento de la tarde, en una situación tremendamente comprometida, a pesar de haber hecho lo más difícil: ponerse por delante a los cuatro minutos de partido gracias al gol de Nacho Méndez tras un gran pase de Juan Otero que sirvió para romper una línea de presión y un buen centro de Djuka, actuando puntualmente como extremo, posición en la que (para algunos) tendría mejor encaje que como delantero centro. La ejecución de Méndez fue perfecta.

Pero el Mirandés, a pesar de sus limitaciones, no se vino abajo. De hecho, empezó a ser bastante mejor que un Sporting en el que no funcionaba el experimento táctico: ni Cote ni (sobre todo) Hassan estaban cómodos como carrileros y quedaba demostrado que acumular centrales no servía para mejorar la contundencia del equipo, que siguió siendo un flan. Quedó demostrado en el gol del Mirandés, en el que la zaga volvió a hacer aguas por todos lados.

El momento más crítico llegó solo un par de minutos después, con la mano de Insua en el área. Media temporada estuvo en juego en ese penalti, que volvió a coronar a Rubén Yáñez como uno de los mejores fichajes del Sporting en mucho tiempo. Su parada dio alas a un Sporting que al descanso se reformuló, con modificación táctica y la entrada de Gaspar (verdadero revulsivo) en lugar de un desaparecido Christian Rivera. Cote, mucho más cómodo, volvió a ejercer de asistente para servirle a Nacho Méndez un balón aéreo convertido en el segundo gol. Guille Rosas le dio aire fresco al equipo y Mario González, en una acción meritoria, se liberó (y liberó al equipo) de mucha presión con el tanto de la tranquilidad.

Más allá de las dificultades, el Sporting hizo lo que tenía que hacer si quería mantener el cartel de aspirante: ganar a un rival flojo. Prueba superada. Sin florituras futbolísticas, el equipo acabó con la pésima trayectoria reciente fuera de casa. Tres puntos que no cambian excesivamente la situación clasificatoria: el equipo ahora es octavo, a un punto del playoff (que serían dos si hoy el Racing puntúa con el Alcorcón) y a cinco del ascenso directo. Visto el contexto, con once equipos en la pelea, lo importante a estas alturas es no descolgarse y llegar con todas las opciones a las dos o tres últimas jornadas. Perder en Miranda hubiera sido un desastre. Ganar ha servido para mantener la llama, que no es poco.

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David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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