El Sporting suda tinta para rescatar un punto ante el Valladolid

Gijón

Con el personal a punto de entrar en pánico ante el asedio rival, el pitido de Galech Apezteguía para decretar el final del Sporting 1 - Valladolid 1 fue celebrado como una victoria en las gradas del entregado Molinón. Nadie firmaba el empate, pero hubo que darlo por bueno, especialmente por parte de un Sporting que las pasó canutas para evitar una derrota que masticó durante muchos minutos, hasta que un arranque de furia de Cote en el área contraria, donde nadie le esperaba, lograba el tanto del empate. El equipo sigue en playoff y continúa sumando, aunque desde octubre no es capaz de encadenar dos victorias consecutivas. Teniendo en cuenta el contrario y las circunstancias en las que el Sporting afrontaba el partido, se puede emplear lo del canto en los dientes.

Tenía que tomar muchas decisiones Ramírez ante la plaga de bajas que tenía en la plantilla. Algunas resultaron sorprendentes y solo se explican por la carga física que llevan encima algunos jugadores (véase la alineación de Róber Pier como lateral derecho) o la suplencia de Hassan. También decidió el entrenador retornar al 4-4-2, volviendo Otero a la delantera y escorando (al menos de partida) a Villalba a la izquierda, con Otero en la derecha. Roque Mesa sustituyó a Christian Rivera, mostrando que no está en su mejor momento y que su ausencia de las últimas alineaciones estaba justificada.

El Sporting de los primeros minutos recordó al mejor Sporting de la temporada. Seguramente espoleado por el triunfo frente al Oviedo y con el objetivo de intimidar al Valladolid, el equipo gijonés salió avasallador. Insua acarició el gol en un remate de cabeza ajustado al larguero que, con dificultades, el portero Masip desvió a córner.

Pero con el paso de los minutos la balanza se equilibró. Y se empezaron a apreciar situaciones que prácticamente no se corrigieron en ningún momento, como la superioridad permanentemente del Valladolid en las bandas, especialmente en la izquierda de los rojiblancos, donde Cote se veía solo y desbordado por una gacela llamada Amath. Por ahí precisamente llegó el gol del Valladolid, tras un doble recorte del jugador blanquivioleta que contó con la colaboración de un desafortunado Christian Joel, al que se le coló el balón entre las piernas.

El Sporting, como una bebida gaseosa, había ido perdiendo efervescencia. Físicamente el equipo ya no vuela como hacía antes. Sin Hassan en el campo, Otero era el único futbolista que generaba peligro con balones al espacio, aunque su carencia como delantero está (como es conocido) en la puntería. Eso se resolvería si Djuka estuviera más fino, pero no es el caso esta temporada. Y este sábado, en el banquillo, no había más alternativas.

Con lo cual, tuvo que ser un defensa como Cote el que apareciera en un lugar insospechado, en pleno punto de penalti, para marcar un gol salvador que el de Roces celebró con enorme rabia. De ahí al final el partido fue un acoso casi constante del Valladolid, salvo alguna irrupción esporádica de Hassan, que no acabaron en nada. Hasta ese pitido final celebrado con alivio (y casi con júbilo) que permitía al Sporting sumar un puntito más y encaramarse al tercer puesto.