Pedro de Silva: "En Asturias aún arrastramos la nube tóxica del lamento y la queja"

Asturias

El 8 de mayo de 1983, el socialista Pedro de Silva se convertía, con una mayoría absoluta incontestable, en el primer presidente de Asturias elegido de forma democrática. 40 años después, De Silva sigue viendo en el Principado una inercia arrastrada que, a su juicio "genera una nube tóxica y una crisis de autoestima, del lamento, de la queja y de la negativización de casi todo".

Después de haber tenido que afrontar todas las crisis posibles como presidente, Pedro de Silva no ve nada mal lo que realizó aquel primer gobierno de una Asturias en la que ahora mismo también ve muchas fortalezas: "Por primera vez, Asturias se puede considerar bien comunicada; es una región más equilibrada en sus sectores, con una industria que tiene problemas, pero cuya supervivencia no está en peligro y tenemos un sector terciario y turístico muy pujante".

Una realidad enmarcada en una región en franca recesión demográfica. Algo que no le preocupa demasiado al expresidente: "Sinceramente, le atribuyo poca importancia. En una coyuntura en la que arrastramos aún las consecuencias de la transformación de la región que seamos unos pocos menos no me preocupa demasiado. Lo que tenemos que hacer es el esfuerzo para crear más empleo y eso es lo que ayudará a mejorar la evolución demográfica. Es una ecuación inexorable".

Militante de base del PSOE, De Silva asegura que en estas cuatro décadas ha tenido ofertas políticas pero nunca ha aceptado ya que su faceta institucional "forma parte de un momento concreto de mi vida". Esto no le evita un criterio político en el que no obvia la posibilidad de que en Asturias se forme un bloque de derechas con posibilidad de gobernar. Lo dice con la misma claridad que respalda sin ambages al actual presidente y candidato del PSOE: "Mi querer político sigue donde estaba y siempre en el mismo partido que representa dignísimamente Adrián Barbón, que ha sido un gran presidente en una coyuntura muy complicada".