El Sporting respira más tranquilo tras frenar la hemorragia de los derbis

Gijón

Si no puedes ganar, al menos no pierdas. Como sigue siendo incapaz de imponerse en los derbis, no haber perdido contra el Oviedo en un duelo un tanto descafeinado en lo futbolístico (no en lo ambiental) es un resultado más que aceptable, que permite al Sporting dar otro paso casi definitivo hacia la permanencia, que aunque no es matemática ya requiere de un milagro por parte del Málaga. En un partido de alternativas, lo más justo pareció el empate final, aunque el equipo gijonés tuvo fase buenas, incluso durante más tiempo que su rival.

Con un Molinón con ambiente de Primera y aspecto de lleno, con el público entregado ya desde el recibimiento a los dos equipos, empezó el Sporting mucho mejor, con la intensidad que un derbi requería y cuya falta se le reprochó tantas veces en partidos similares. Quizás formara parte del plan del Oviedo salir a esperar y dejar jugar al Sporting, pero pudo salirle mal si los rojiblancos hubieran tenido algo de puntería, bien en la doble ocasión de Otero y Djuka o en el posterior disparo de Cote que rechazó Tomeu Nadal.

Pero tras el arreón final, se fue diluyendo el Sporting y empezó a crecer el Oviedo, que dominaba el juego por bandas sin que los rojiblancos pudieran evitarlo. Desbordados los laterales, con pocas ayudas, los laterales y extremos azules encontraron sendos pasillos. Raúl Moro tuvo un disparo al palo y un centro lateral de Abel Bretones lo convirtió Sergi Enrich, con un remate imparable por la escuadra, en el primer gol del partido. Mazazo para la afición del Sporting, que veía cómo la película de cada año volvía a repetirse.

En la segunda parte le tocó a Ramírez modificar el plan, aunque la entrada de los necesarios jugadores de banda llegó cuando el Sporting ya había logrado el empate. Djuka, único en la especialidad, forzó un penalti polémico, tras un agarrón mutuo con Dani Calvo. El defensa azul lo sostuvo más en el tiempo y la norma indica que, en jugadas así, el árbitro debe pitar lo más grave. Así que tras revisarlo en el monitor, señaló el punto de penalti. El propio Uros ejecutó a la perfección, metiendo al Sporting de nuevo en el partido.

En el tramo final estuvo más cerca el segundo gol del Sporting que el del Oviedo, aunque salvo un misil de Pedro Díaz que Tomeu envió a córner, el equipo gijonés tampoco tuvo ocasiones claras. Los últimos minutos fueron de cero riesgo por parte y parte. Otro derbi sin ganar para el Sporting, pero esta vez no hubo fiesta del eterno rival y el punto vale. Ni tan mal.

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