50 años de la primera ascensión invernal al Urriellu por la cara oeste: Cuando el Naranjo mantuvo en vilo a todo un país

En el macizo central de los Picos de Europa se yergue, quizás, la montaña más icónica del país. El Picu Urriellu pertenece al Olimpo de la escalada y pisar la cima a los 2519 metros es todo un desafío que no pocos han aceptado desde que Pedro Pidal y Gregorio Pérez, el Cainejo hiciesen cumbre en agosto de 1904. Hasta el día de hoy han sido miles los montañeros que han podido presumir de contemplar el mundo desde lo más alto de la mole anaranjada que parece desafiar a quien la contempla ya desde lejos. El Naranjo de Bulnes es amable con quien emprende la escalada por casi todas sus caras pero, en cambio se vuelve más exigente con quien pretende doblegarlo por su cara oeste. Ya desde la Vega del Urriellu, la pared vertical de 550 metros da buena cuenta de por qué siempre ha supuesto el gran desafío de la escalada española. De hecho, durante mucho tiempo fue considerada una ascensión imposible. En 1962, los montañeros aragoneses Ernesto Navarro y Alberto Rabadá consiguieron abrir una vía tras pasar cuatro noches colgados en la pared. En años sucesivos se sucedieron otros intentos, pero quedaba el más difícil, el casi imposible de hacer cumbre por la pared y en invierno. Llegó entonces la primera de las grandes tragedias del Urriellu. En 1969, los montañeros Francisco Berrio y Ramón Ortiz murieron cuando lo intentaban y tras sufrir una caída de más de cien metros. El rescate posterior fue difícil y polémico porque se decidió cortar las cuerdas que aun sujetaban los cadáveres para dejarlos caer otros 400 metros hasta la base de la montaña. Un año después una tormenta mantuvo colgados en una cornisa durante ocho días a Gervasio Lastra y José Luís Arrabal. Arrabal acabaría falleciendo en el Hospital General de Asturias tras haber sido rescatado, de manera espectacular, por un helicóptero. La cara más dramática del Naranjo de Bulnes volvería a asomar en 1973. De nuevo en invierno, intentan la ascensión Ruiz y Mayral. Una avalancha, en la zona de los Horcados Rojos acabó con sus vidas. Tras cinco muertes en esa parte de la montaña, El mismo año, en 1973, tiene lugar otro intento de hacer cumbre por la cara oeste. La leyenda del Urriellu era ya tan grande que la expedición ocupó titulares en todo el país con un seguimiento, incluso en el ámbito internacional, hasta entonces inaudito. A todo ello ayudaba la presencia, en una de las cordadas, de César Pérez de Tudela; por entonces una celebridad que arrastraba consigo a medios y público. Quizás por ello entre el gremio de la montaña las opiniones se dividieron entre los que lo consideraban una gesta y quienes calificaban el intento de mero espectáculo. El caso es que en la tarde del jueves 8 de febrero de 1973 se consiguió realizar la primera escalada invernal a la cara oeste por dos cordadas. En una iban Miguel Ángel García Gallego, el Murciano, y José Ángel Lucas; en la otra, César Pérez de Tudela y Pedro Antonio Ortega, el Ardilla. Hace medio siglo del hecho; todo ha cambiado mucho con el paso del tiempo, pero quienes pudieron vivirlo aún recuerdan los aires de gesta que se respiraban entonces. Aquella misma tarde, Radio Asturias logró contactar con los montañeros que componían las dos cordadas a través de un radioteléfono que pudo contactarles, desde el Pozo de la Oración con el refugio Julián Delgado Úbeda en la Vega del Urriellu. En Hoy por Hoy Asturias hemos rescatado aquel sonido de nuestra fonoteca y lo hemos compartido con el Señor del Urriellu; que este es el título literario con el que fue distinguido Bernabé Aguirre, hace un par de años en el Encuentro de Escaladores Históricos del Picu Urriellu. Y no es para menos porque, a día de hoy, Bernabé ha hollado la cima del Naranjo en 672 ocasiones.