El Sporting vuelve a ver fantasmas
El equipo gijonés tiene, en la jornada 26, los mismos puntos que la pasada temporada, en la que pasó enormes apuros para salvarse

Miguel Ángel Ramírez camina por el área técnica durante el partido de su debut liguero como técnico del Sporting, frente al Zaragoza. / LaLiga

Gijón
El sportinguismo vuelve a sentirse atrapado en el 'Día de la Marmota'. Los cambios de caras no han modificado los viejos hábitos. El Sporting ha llegado a la jornada 26 del campeonato con 32 puntos; son exactamente los mismos que acumulaba en esa jornada la temporada pasada, en la que sufrió lo indecible para lograr la permanencia. Con un par de diferencias: el año pasado tenía un colchón de siete puntos sobre el descenso; ahora el margen es de solo cinco puntos. Y otro matiz: si el año pasado los equipos que estaban en descenso eran claros candidatos al descenso (Amorebieta, Fuenlabrada, Real Sociedad B y Alcorcón) en la temporada actual están en la zona roja de la tabla conjuntos con algo más de nivel (Ponferradina, Málaga, Lugo e Ibiza), si bien es cierto que el tercero por la cola, el Málaga, ya está a diez puntos. En todo caso, los fantasma del pasado vuelven a asomar en el horizonte. La afición rojiblanca se prepara para un fin de temporada en el que, en el mejor de los casos, el destino del Sporting sería navegar en tierra de nadie, un objetivo que la temporada pasada el entonces máximo mandatario del club gijonés Javier Fernández consideraba intolerable. Otra vez aparenta ser la aspiración más deseable.
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La derrota de este sábado en Leganés, con una imagen esperpéntica frente a un rival que jugó casi una hora con un futbolista menos, y las posteriores explicaciones de Miguel Ángel Ramírez en rueda de prensa, excusando el desconcierto del equipo precisamente en la modificación del guion que supuso la superioridad numérica rojiblanca, han crispado aún más a una afición que ya tenía la mosca detrás de la oreja tras los acontecimientos de las últimas semanas: destitución de un técnico de gran calado como Abelardo (otro clásico de estas fechas con los Fernández y ahora con Orlegi: el cambio de entrenador en torno a las navidades), la llegada de un relevo desconocido y con un perfil dudoso como revulsivo, con un estilo radicalmente distinto al anterior, o las salidas de jugadores con peso específico (Diego Mariño y José Gragera) para ser sustituidos por desconocidos a préstamo, en lo que se puede interpretar como una renuncia a los objetivos, ciertamente diluidos con la situación clasificatoria. Algunos de los muchos aficionados presentes el sábado en Butarque despidieron al equipo con cánticos de 'Esa camiseta no la merecéis'.
La clasificación está tan apretada que si el Sporting hubiera ganado el sábado en Leganés estaría ocho puestos más arriba en la tabla: sería octavo; ahora es décimo sexto. De haber ganado en Butarque estaría a nueve puntos del playoff (muchos); ahora está a 12 puntos del Granada.
Comprometido escenario para un equipo que ya sabe lo que es sufrir. Al menos, después de la temporada pasada, ya está advertido. El año de transición ha vuelto a complicarse. Habrá que esperar para comprobar si los cambios en el Sporting le sacan de verdad del inacabable bucle de la mediocridad y el sufrimiento.

David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...