La Fiscalía pide prisión permanente para el acusado de asesinar a une menor en Oviedo
El Ministerio Fiscal solicita además 15 años de cárcel por la agresión sexual a Erika Yunga
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07/04/2022 Funeral de Erika Yunga, la niña asesinada en Oviedo. / EUROPA PRESS
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Asturias
La Fiscalía del Principado de Asturias solicita prisión permanente revisable para el acusado del asesinato de la niña Erika, de 14 años, en Oviedo en abril de 2022. El Ministerio Fiscal solicita además 15 años de prisión por la agresión sexual a la menor aplicando, pese a que los hechos ocurrieron antes de su entrada en vigor, la redacción actual del Código Penal al ser "imperativa" por resultar más beneficiosa para el reo, según detalla en el escrito de acusación provisional presentado en el Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo.
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La Fiscalía también solicita que el acusado, de 30 años, nacionalidad moldava y en situación irregular en España, indemnice a los padres de la menor con 200.000 euros a cada uno y a su hermano con 25.000 euros. Según el Ministerio Fiscal, el procesado, que residía en el mismo edificio que la víctima, había tomado la decisión de matar a la menor tiempo antes de ejecutar su acción criminal, el 5 de abril de 2022, y para ello estudió los horarios de entrada y salida de la menor de su domicilio.
El acusado esperó a la llegada de la menor del colegio, bajó antes las persianas de su domicilio para que ningún vecino pudiera ver nada a través de las ventanas, dejó guardadas en el cajón de su mesita de noche una cinta de embalar y nueve bridas por si fuera necesario tener que amordazar a la menor, y finalmente cogió un cuchillo de mesa y lo escondió entre sus ropas, según la Fiscalía. A continuación, salió de su piso y esperó escondido a la niña fuera de la finca, en una zona próxima al portal, hasta que esta apareció y llamó al telefonillo de su casa. Le abrió la puerta del portal su padre y la menor entró en el edificio, seguida del acusado, sin que ella se percatara de su presencia.
Puñaladas y agresión sexual
Según el relato de la Fiscalía, una vez que la menor se dirigió al ascensor con intención de subir a su casa, el acusado se abalanzó sobre ella, por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva, y le asestó una primera cuchillada, mientras la empujaba hacia las escaleras y le tapaba la boca para que no gritase. Una vez en las escaleras, el acusado la arrastró hacia arriba mientras le seguía asestando puñaladas para que no se resistiese, hasta lograr introducirla en su vivienda, donde la metió en el baño para continuar asestándole puñaladas y agredirla sexualmente.
Sobre las 15:09 horas, una vecina llamó a la Policía Nacional a través del 091 ante los gritos desesperados del hermano de la menor, quien no paraba de aporrear la puerta de la vivienda del acusado al ver las enormes las manchas de sangre que había en el pasillo del primer piso y la chaqueta de su hermana tirada en el suelo. Minutos después se personó en el lugar una patrulla de agentes, que consiguieron acceder al domicilio del acusado forzando la persiana de la ventana de la puerta corredera de la cocina, que estaba sin cerrar.
Los policías sacaron a la adolescente del baño sobre las 15:20 horas y la colocaron en el vestíbulo, donde intentaron realizarle operaciones de reanimación cardio-pulmonar, que se prolongaron hasta la llegada de los servicios sanitarios, sobre las 15:39 horas, cuando llegó una UVI móvil que determinó el fallecimiento de la menor. La Fiscalía subraya que el acusado propinó un número de puñaladas que excedieron de las necesarias para producir la muerte de la niña, que presentaba al menos 36 heridas de arma blanca, y solo lo hizo para asegurarse de que le causaba un dolor y un sufrimiento absolutamente innecesario. Además, continúa el escrito, el procesado se sirvió de la gran fuerza física que presentaba frente a la víctima, al ser el acusado un hombre de 30 años y complexión atlética y la víctima una niña de 14 años y apenas 50 kilos de peso. Según el informe forense, el acusado presenta una inteligencia normal, comprende lo que ha sucedido y entiende perfectamente lo que está bien y lo que está mal, de modo que presenta una imputabilidad plena, con rasgos narcisistas.