Pedro Díaz asume la exigencia: "Va siendo hora de explotar"

Gijón

En 1992 Pedro Díaz aún no era ni un proyecto; no ya de futbolista, sino de persona. Ese fue el año en el que se puso en marcha el trofeo SER Deportivos Gijón - Centro Comercial Los Fresnos, que premiaba al mejor jugador del Sporting de cada temporada. El actual entrenador rojiblanco, 'El Pitu' Abelardo, fue el ganador de aquella primera edición. Treinta años después, Pedro Díaz recogía el trofeo que se basa en las puntuaciones que, cada lunes, reparten los invitados a las tertulias de SER Deportivos Gijón. Recoge el testigo de Borja López, que fue el premiado un año antes, rompiendo una era de dominio absoluto del portero Diego Mariño, el único futbolista rojiblanco que ha recibido el galardón tres veces (además, consecutivas). David Villa e Igor Lediakhov fueron premiados dos veces. Además de Abelardo, otros dos integrantes del cuerpo técnico actual han recibido este veterano galardón: el segundo entrenador Tomás Hervás y el preparador de porteros Juan Pablo Colinas.

En su paso por la tertulia de SER Gijón, Pedro Díaz agradecía el premio en un año especialmente "difícil", en el que el equipo pasó del liderato en la jornada 10 a sufrir para lograr la permanencia. Y con toda la prudencia, con la lección aprendida de la temporada pasada, explica que esta temporada se respira un clima muy diferente. Al frente del equipo está Abelardo, entrenador especialmente exigente con los canteranos, en los que deposita una enorme fe. "Es la forma de gestionarlo de Abelardo y a mí me parece una buena manera de retarnos (por así decirlo) a sacar nuestra mejor versión. Todos los años se dice que tiene que ser tu año para explotar y yo creo que ya va siendo hora, porque al final esto del fútbol es corto".

Todos los entrenadores que han pasado por el banquillo del Sporting valoran el golpeo de media y larga distancia de Pedro Díaz, tanto a balón parado como en jugada, y le exigen que intente más el disparo a puerta. El sierense admite que esa es una de sus virtudes, que "un gol de falta, para mí, es lo mejor" y reconoce que debe ser "más ambicioso".

Díaz admite que se sale de los parámetros del futbolista convencional. Explica que muchas veces le han dicho que, con su carácter, no llegaría a futbolista. Y se reconoce en el calificativo de 'bohemio': no le gusta conducir, le apasiona la lectura (especialmente de ciencia-ficción), se define como alguien "casero", dedica su tiempo libre a estudiar piano y le gustaría realizar un voluntariado para "ayudar a la gente que lo pasa mal".