La Semana Negra de Gijón regresa con 150 autores y la novelística española como protagonista

Gijón

"Si el objetivo de la Semana Negra es la promoción de la lectura, este año hay otro en paralelo: los cuidados". Son palabras de Ángel de la Calle, director del certamen que este viernes 8 de julio abrirá su edición número 35 en Gijón. Una cita, hasta el próximo 17 de julio, que recupera su espacio habitual en los terrenos de los antiguos astilleros de Naval Gijón y que aspira a rozar la normalidad total aunque para ello hayan tenido que "prescindir de algunas señas de identidad" como el tren negro que "nos nos recomendaban de ninguna manera", el A Quemarropa solo se podrá leer en digital o "parcelar el espacio" para evitar aglomeraciones. Tampoco habrá conciertos multitudinarios al aire libre, solo en carpa, con el fin de "lograr que las personas salgan del recinto con el mismo estado de salud con el que entraron".

El objetivo viene dado por una pandemia de la que, dice Ángel de la Calle, han aprendido "varias cosas" en la organización: "Estamos en un mundo virtual. Ya es impensable que hagamos la Semana Negra sin el streaming o por el canal de YouTube para todo el mundo. Hemos aprendido eso y que lo público funciona cuando ya lo privado no puede. La Semana Negra, que fue el primer festival literario que se hizo en el mundo en el 2020, se hizo estos dos años porque lo público responsable y aprendimos también que quien hace la Semana Negra es el pueblo de Gijón y que estamos ahí hasta que la gente quiera".

Programa variado

Más de 150 autores acuden este año a la cita para presentar o participar en alguno de los encuentros. Una asistencia que se resintió las pasadas ediciones por las restricciones del COVID y que este año ha encontrado nuevas dificultades en "los precios y billetes de tren y avión". Aun así, la mayoría de ellos son de habla hispana, "queríamos hacer una feria del español y sus lenguas. Vamos a tener representación italiana, argentina, mejicana pero con mucha intensidad a la novela de lo que se está haciendo en el mundo del español, es una de las novelísticas más interesantes del planeta y este año queríamos hacer una fiesta de esto".

También este año se dará presencia a "géneros en los que se están haciendo cosas muy interesantes" como el periodismo, el ensayo social y la novelística de no genero que contará con autores destacados como Belén Gopegui, que por primera vez en 35 años acudirá a la cita literaria.

Junto a ella, estarán presentes otros grandes nombres de la novela negra como Carlos Zanón, Lorenzo Silva o Berna González Harbour. También se añaden a la programación citas novedosas como el taller de fotografía digital que impartirá en el Centro de Cultura Antiguo Instituto (CCAI) para solo quince personas, el popular fotógrafo argentino Daniel Mordzinski o una nueva sección dedicada al mundo del cuento que coordinará el escritor David Acera "donde además de presentación también va a haber reflexión con agentes del sector".

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Los fotoperiodistas Alex Zapico y Luis Sevilla firman las dos grandes exposiciones fotográficas a la que se suma una más de varios fotógrafos formada por "fotos del reciente salto de la valla de Melilla y la masacre acontecida". Esta muestra se va a ubicar "en la calle de las casetas. Siempre hemos sido muy transgresores, así que las casetas de feria estarán enfrente de esta exposición. A ver qué pasa".

Repiten las veladas poéticas, esta edición con lectura de Marta Sanz o Ana Merino y la velada protagonizada por Luis García Montero, el poeta mejicano Benito Taibo, Premio Reina Sofía de Poesía y Julián Hernández de Siniestro Total "que va leer las letras de sus canciones".

El comic, género en alza, vuelve también a tener protagonismo. "Hace 35 años apostábamos por géneros que estaba en la marginalidad de la cultura y ahora están en la centralidad, como el comic, que también tendrá exposiciones como la de Miguelanxo Prado". Grandes autores como Teresa Valero, Canales o Marcelo Quintanilha, autor del cartel, estarán presentes en el certamen.

El rufo, mascota del festival, que también ha sido presentada, deja este año "el sombrero panamá y se pone una visera" mientras se prepara para la foto con las manos imitando la forma de un corazón. "Trata de mezclar este sentimiento de ambigüedad en el que estamos ahora" ha dicho Ángel de la Calle en SER Gijón.