La madre de todos los problemas

Asturias

En la Junta General se ha creado una comisión para estudiar medidas para frenar el declive poblacional de Asturias que puedan ser incluidas en la Ley de Reto Demográfico. Se trata, sin duda, de una de las iniciativas legislativas más importante que tenemos por delante, porque nuestro territorio patrio se está despoblando y eso será el final. Podemos discutir de medio ambiente, de descarbonización, de la EBAU y de todo lo que ustedes quieran, pero si no nacen niños o no llegan nuevos pobladores solo serán discusiones para la galería. Por eso, creo que esta ley debe ser valiente, con medidas ambiciosas, incluso me atrevería a decir revolucionarias, para animar a los jóvenes a tener hijos. Deducciones en el IRPF, subvenciones para guarderías, libros, colegios y academias, garantizar los tratamientos de reproducción asistida en la sanidad pública, mejorar la cuantía y la duración del cheque bebé y, por qué no, considerar familias numerosas a las que tengan dos hijos, como propone Ciudadanos en Andalucía. Este es un problema que debe solucionarse con urgencia y con una perspectiva temporal, porque obviamente no se soluciona de un día para otro. Estamos viendo como las aulas tienen cada vez menos alumnos, cómo faltan jóvenes preparados que se sumen a las empresas en la revolución industrial que vivimos. El problema de Asturias no es que las alas de la región se vayan despoblando y que se haya convertido en un gran núcleo en el área central. El problema es que ese núcleo cada vez es más pequeño. Los políticos de la región deben tener altura de miras y abordar este problema desde la unidad y pensando en el colectivo de los asturianos, en el futuro, no en que hay elecciones el próximo año o haciendo demagogia con las medidas. Este es un problema que nos afecta a todos y que si no solucionamos nos hundirá a todos. Es la hora de elegir. Qué queremos ser, un macrogeriátrico, un parque temático para turistas madrileños o una región moderna con una industria renovada en la que nuestros hijos quieran y puedan vivir, que para eso estamos en el paraíso natural, ¿verdad?