“Tome ministro, este es el lapicero de un fusilado para que sigua escribiendo con él la historia de los restos de Cuelgamuros”
17 cuerpos de víctimas del Franquismo regresaron ayer a Magallón tras ser sacados del Valle de Cuelgamuros. Solo cuatro de ellos han podido ser identificados
Zaragoza
Los fusilaron en el 36, los enterraron en una fosa común en Borja de donde los sacaron en 1959 para ser trasladados al entonces Valle de los Caídos. Son una pequeña parte de los 33.000 cuerpos, 8.500 aragoneses, que aún permanecen en el que fuera el mausoleo del dictador. En un emotivo acto, el ministro Ángel Víctor Torres aseguraba que "este es un acto de pureza democrática, para que no vuelva a pasar".
"Vuelven a casa". Era la frase más repetida ayer en el acto. Tan solo cuatro han podido ser indentificados. Fueron fusilados en el verano del 36 y exhumados en el 59 para ser llevados al futuro mausoleo del dictador.
Uno de los momentos más emotivos del acto se produjo cuando el médico forense Paco Echevarría entregaba al ministro de Memoria Democrática Ángel Víctor Torres el lapicero de uno de los fusilados para que "siga escribiendo con él la historia de los restos de Cuelgamuros". Parte de ella se escribió ayer cuando se entregaron los cuerpos a sus familiares, quienes se abrazaban a las pequeñas cajas en un retorno que ha tardado 80 años en producirse.
13 de las cajas solamente estaban identificadas con un número. Cuatro tenían nombre y apellido, como el de Juan Cuecha, jornalero de Magallón que fue asesinado el 21 de agosto del 36. "Lo llamaron al Ayuntamiento para hacer un trabajo y hasta hoy", cuenta su sobrina Pilar que acaricia la caja como si lo hiciera con el rostro de su antepasado. La familia ni siquiera sabía que lo habían trasladado al Valle "nos quedamos muy sorprendidos cuando nos dijeron que estaba en Madrid, siempre pensamos que seguía en la fosa".
Y hasta allí fueron durante décadas a honrar su memoria. Como también lo hizo Mario, el sobrino de Felipe Gil, "la canallada que hicieron en este pueblo no tiene nombre". Su tío apenas tenía 27 años cuando cuando fue ejecutado tras una saca de la cárcel de Magallón. Su padre corrió la misma suerte unos días después.
Y así se suman nombres como el añonero Pedro Peralta, albañil de profesión casado con Carmen y padre de 4 hijos que fue fusilado en Borja a los 39 años. O el de Estebán Jiménez, tesorero del PSOE que fue sacado de casa en el verano de 1936 y nunca más volvieron a verle. Con su vuelta "es un capítulo que se cierra, una forma de cerrar heridas" afirman su nieto y alcalde de Magallón Estebán Lagota.
Las 13 víctimas no identificadas pasarán a una fosa común mientras siguen haciéndose pruebas de ADN entre sus descendientes. De hecho, se van a producir exhumaciones de familiares en los próximos días para recoger muestras. Entre ellos se cree que pueden estar dos ferroviarios que acudieron a trabajar a las vías en Borja y allí fueron ejecutados sin que sus familias volvieran a tener noticias de ellos.