Sin educación, una Zaragoza más limpia cuesta dinero y tiempo
FCC invierte muchos recursos para crear equipos especiales que trabajen en la retirada de chicles, pintadas, excrementos o colillas.
Zaragoza
Las colillas, los excrementos de perros, las pintadas o los chicles conllevan un trabajo diario además de equipos especiales si queremos mantener una Zaragoza más limpia. Un coste de recursos que podría ahorrarse con concienciación vecinal.
“Mascamos los chicles, nos cansamos de ellos y lo tiramos al suelo” un gesto que, además de resultar ser incívico, es algo que cuesta mucho tiempo y, mucho dinero.
Para ser más exactos, si hablamos de lo económico, según los datos que ha aportado José Miguel Marco responsable encargado general de limpieza de FCC, “en torno a unos 600€ cuesta cada uno de los equipos que se encargan cada mañana de retirar los chicles que se quedan pegados en las aceras”. Esta maquinaría funcionan de forma diferente, “son unos equipos específicos de vapor de agua a presión que desintegran el chicle. Es la única forma en la que se logra retirar.” Explicaba en Hoy por Hoy Zaragoza José Miguel.
¿Tiempo? Hasta cinco años puede llegar a costar de tiempo retirar solo un chicle por completo.
Aunque se recorre toda la ciudad limpiando los restos de este masticable, se incrementa el trabajo en las zonas más concurridas como son las paradas de buses o las salidas de algunos negocios.
Otro de los residuos que ensucian nuestras calles son los excrementos de animales. “Estas deposiciones son retiradas por los operarios de barrido habituales, pero además contamos con un refuerzo de seis equipos, tres de mañana y tres de tardes. Cada uno de ellos, con mangueras de agua para limpiar en más profundidad.”.
Estos equipos especiales suelen trabajar en zonas más concurridas por las mascotas. Desde FCC se pide colaboración. Además de recoger las cacas de los perros, se pide a los dueños de las mascotas echar agua con algo jabón o un poco de vinagre, para verter encima de los orines.
En cuanto a las pintadas, 14 equipos repartidos por toda la ciudad se encargan de retirar las pintadas “algo muy costoso de retirar según la pintura y las zonas donde hacen las pintadas. La verdad es que esto es lo que más quebraderos de cabeza nos da.”.
Un duro trabajo y un gran gasto económico que sería fácil de eliminar con educación y colaboración vecinal.
