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El barrio de Zaragoza cuya historia es "un calco" a la de Torre Baró, el poblado de la película El 47

Sus primeros vecinos techaban las construcciones de noche para evitar que fueran derribadas. En 1974 provocaron una batalla campal contra la policía para reivindicar el bus público

Zaragoza

La triunfadora de la noche de los Goya, El 47, dirigida por Marcel Barrena, cuenta el movimiento migratorio en los años 50 y 60 de andaluces y extremeños hacia la prosperidad de algunas ciudades del norte y del este de España en busca de trabajo. La película transcurre en Torre Baró, Barcelona, un poblado levantado en las madrugadas por los propios vecinos que tras su dura jornada laboral construyeron un barrio para su futuro. Pero para que tuviera unos buenos cimientos reivindicaron desde los servicios más básicos a una línea de autobús que les conectara con sus trabajos.

A Zaragoza también llegó ese flujo migratorio atraído por la abundancia de empleo en aquellos años. Mientras se desarrollaban zonas del sur y oeste, Delicias y Oliver, algunas familias trataron de echar raíces en un espacio áspero, pedregoso, en medio de un valle donde se podían encontrar parcelas asequibles. Valdefierro es la depresión, val, entre el monte María Luisa Giner, la peinadora, y otro donde hubo un herrero; de ahí Valdefierro. Giner vendió varias parcelas donde los migrantes empezaron a realizar sus construcciones.

Hoy por hoy Zaragoza dedica un capítulo de su serie de pódcast “Memorias de barrio” a Valdefierro, con el testimonio de los vecinos que llegaron hace más de 70 años. Ellos se han visto reflejados en la película El 47, dicen que “es un calco” a lo que ocurrió en esta zona de Zaragoza. Con sus anécdotas recordamos cómo construían las casas, de noche, con la colaboración de todos los vecinos, y haciendo lo imposible para que estuvieran techadas al amanecer; si no, la autoridad estaba obligada por ley a derribarlas.

Valdefierro y El 47

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Aquellas familias tomaban el agua del canal, que colaban con un paño y la dejaban reposar en grandes tinajas, y allí también lavaban. “¡Cuántos cayeron al agua!”, recuerda Magda, una de las vecinas, que vio cómo la corriente se llevaba a su hijo mayor. María José recuerda que cuando esto ocurría “iban al chalé del americano”, en aquel momento se construía la base americana, y el propietario pedía ayuda a sus compatriotas. Los bomberos de la base realizaron muchos rescates, aseguran. En 1971, el alcalde de Zaragoza Mariano Horno visitó el barrio “medio engañado” por el párroco, recuerda Ángel, y se reunió con los vecinos a los que les ofreció la colocación de fuentes, cosa que no gustó nada, querían el agua en sus casas. Así que de aquella encerrona salió el compromiso de la instalación de agua corriente, aunque la sufragaron los vecinos.

No es el único parecido de Valdefierro con Torre Baró. En los años sesenta, una línea de bus conectaba la actual plaza de la Inmaculada del barrio con El Portillo. Se trataba de una licencia privada que era muy cara y ofrecía un mal servicio, porque los buses estaban muy viejos. Una vecina nos recuerda en el pódcast el día que se cayó el motor del autobús en el que viajaba. Los vecinos, hartos de aquella situación, acordaron boicotear la línea impidiendo a los viajeros subir al bus. Fue un 17 de marzo de 1974, domingo e inicio de un puente festivo que cambiaría la historia del barrio para siempre. La policía se desplegó para garantizar el servicio, pero la tensión fue creciendo hasta que estalló. Los vecinos se echaron a la calle y cogieron lo que tenían más a mano, piedras, que lanzaron a la policía. Aquello se convirtió en batalla campal. Los refuerzos de la policía no podían entrar en el barrio porque los coches patinaban por las cuestas de grava. Llegó entonces la caballería y el refuerzo de una unidad entera de Logroño. La huelga se había convertido en un sitio y pudo ser peor. Los vecinos, al regreso de su trabajo, se encontraron con una situación desoladora: gente lanzando piedras, paisanos heridos, policía con escudos, porras en alto y algún disparo al aire. Fueron inmediatamente a sus casas, algunos cargaron sus escopetas de caza para ajustar cuentas con la autoridad, pero ahí quedó todo. La batalla acabó el 19 de marzo, día festivo entonces. El informe que la policía presentó sobre lo ocurrido obligó al Gobierno Civil a retirar la licencia de la línea de bus. El Ayuntamiento debía prestar a partir de entonces el servicio. El 21 de marzo llegó al barrio la línea 36 de los Tranvías de Zaragoza y meses después, la 24. 50 años después, el 24 abandona el barrio, pese a las reivindicaciones vecinales que han negociado con el Ayuntamiento.

Estas y muchas más historias sobre cómo fueron aquellos duros años para estos nuevos vecinos vuelven al presente gracias al testimonio de Jesús y Eduardo Picazo Segura, Ángel Grande Carralero, María Jesús Mur Pérez, Luis Parrilla Parrilla, Isabel Diego Gutiérrez, Magdalena de los Reyes González, Magdalena Grande y María Andiviela Ríos. Son la memoria viva de su barrio, algunos de los últimos que pueden contar en primera persona cómo alumbraron Valdefierro.

Memorias de barrio es una serie de pódcast que rescata la memoria viva de una Zaragoza que se va. Entre los capítulos publicados en la serie están 90 años de la Ciudad Jardín y Torrero, el barrio de la vida y de la muerte.

 
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